lunes, 8 de diciembre de 2014

Tres poemas de Tomaž Šalamun


DOLMEN

Oh, la vista desde la ventana, al amanecer,
desde el décimo piso, el mar,
el faro y los vapores de Saint-Nazaire.
La misma vista: desde el Keller bar, al final de la Christopher
Street, los transatlánticos que se deslizan por el
Hudson como aquí por el Loire.
Acá olímpico y lento, allá
jugoso y fresco y negro,
el negro que lloró en mi regazo
me trajo hasta allá.
La boca de los negros es más sedoso rojiza que la boca
de los blancos, más blanda, más terrible, más
tierna y profunda. Más parecida al hocico
de los terneros del Carso, que mueren
inocentes aún antes de que los maten.
Eres tú mi piedra, Kosovel.
Resina, sogas, tablones,
alquitrán y el silencioso deslizarse de las gomas.
Se oye más que el chapoteo del mar.
Moneda que giras en silencio, caes
y te elevas en el alcohol, no eres tú quien sisea, sisea la nafta.
Por qué en bandadas y por qué gritan.
Se desgarran. La soda rasga la vista.
Hasta que no vuelva a reposar verde,
oh, peluche de bolitas.
Con las tiza apenas tocas el palo.
El mar tras el vidrio es el otro polo del choque y se lo
bebe. La gente en verdad se desgarra.
Se desgarra como si se desgarrasen pañuelos. Este continente es
Grande. Si te agarra los pulmones, te los puede
Aplastar. Aquí el atlántico
es macizo y gris, y se abreva
en el Loire. Las piedras, estriadas como la eternidad y
viejas. Junto al Hudson, fieras frescas,
una junto a la otra, desgarran montañas, ávidas,
el mar es muy joven aún para brindar calma


HUELO CABALLOS EN POLONIA

huelo caballos en Polonia, ruinas en Elblang
huelo agua, sangre, enormes tablas colocadas sobre estantes
en Tatra desaparece Juergen, con antorchas y perros los sacaron cuando ya no
respiraba
frescos en Campo Santo, cada día descargo ocho toneladas
las calles de Manhattan huelo, salpica el vapor, con la cabeza golpeo contra los
techos de los taxis
huelo gas, huelo ventanas heladas a través de la ventana del jet de Lufthansa
epopeyas serbias huelo, en De
ani, en Ravenna
huelo tierra al pie de Hilandar, duermo en Janina
mimetismo huelo, huelo Monterey
huelo los abrigos repugnantes de los años cincuenta, toco el piano
béisbol huelo en Brooklyn, el esperma de un cherokee
huelo leña para el ferrocarril de la línea Ko
ani ardaklija, espero congelado
huelo el papel del masajista, del cristal, de los físicos, de la basura
huelo al contraerse mi estómago en Nabrežina
todo lo he olido, las manos, huelo cal, me sumergí en el sánscrito, huelo sufíes
huelo el terror de las culturas regionales, ángeles huelo
la piel blanca de las amigas de la familia, huelo verbo
huelo vanitas, apilo la lengua en carretillas, humo Mancini
allí la vieja Baubo corre al monte
huelo concordance des temps, contrabandeo Afganistán
las carreras entre Cassirer y Fátima, huelo una puta sobre espaldas militares
gute nacht liebe Barbele huelo, el cadáver de Pippa
huelo mudarse de ropa, un fósil, huelo la salida del sol
la Penguin selection, las hormigas dejan su olor
huelo catedrales, impasibles proletarios
Femme de la señora Mann-Borghese, huelo adulación
huelo astucia y crimen
huelo transgresión, huelo, duermo


Pour un jeune Chalamoun qui se vend dans la rue

¡Dientes blancos y pesados!
Membranas que penetran en mis ojos como
sables. Ruego a tu alma para entregarle
mi alma. Estoy cansado de
tomar, quisiera obsequiarme.
Tu te rends compte? ¿Que alquile otro
loft donde secar almas? Ya
así me cuesta bastante esa práctica
hotelera. Soy un profesional y tú también
eres un profesional, sólo que
tu tarifa es un papel blanco.
Cada oveja y cada vaca es un capital.
Y yo quiero mis ovejas, mis
vacas, no esos hediondos animales
de los campesinos de Alsacia. Mis animales son
historia porque dan leche. Tú, en cambio,
desechas tu papel y luego
las vitrinas tienen el aroma de tu alma que
los libros exhalan como si fueran
manzanas. OK, obséquiame tu cuerpo, pero eso
cuesta. Mi oficio es no
dar el alma. Sólo tomar el dinero y no
dar el alma.


De Poesía Eslovena Contemporánea (Ediciones Gog y Magog, 2006)

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