martes, 7 de noviembre de 2023

Mary Ruefle - La mujer que no podría describir una cosa si pudiera

 

Tenemos una casa. Hay un techo y hay ventanas. Creo que son cuadrados. Puedes ver a través de ellos, eso es seguro. Hay una puerta para entrar y salir de la casa. Funcione en ambos sentidos. ¡Y un piso!

Salimos de la casa en un auto. El auto tenía ruedas, eran cuatro. Y había una puerta para entrar y salir del auto. En realidad había cuatro puertas, también éramos cuatro, así que cada uno tenía su propia puerta. Adentro solo había espacio para sentarse, y una correa que cruzaba tu cuerpo en caso de que hubiera un accidente.

Un accidente es cuando sucede algo que se supone que no debe suceder y no quieres que suceda, pero sucede de todos modos. Ese día no tuvimos ningún accidente. En cambio, fuimos a un restaurante.

El auto se quedó afuera del restaurante y nosotros nos quedamos adentro. Un restaurante es un lugar que cocina para ti. Les das dinero para que cocinen. O para comer, no estoy segura.

Probablemente ya lo sepas, pero comer es cuando la comida entra en tu cuerpo. Luego sale por otra puerta de otra manera. (Cuando dije que el auto tenía cuatro puertas se me olvidó la quinta, la puertita por donde entra la gasolina).

Así que los cuatro estábamos en el restaurante. Parte de la comida era buena y parte de la comida era mala, pero cuesta lo mismo. Mientras comes tienes una conversación. Una conversación es hablar entre personas. Una persona dijo: “Estoy cansada del calor”, y otra dijo: “Yo también”. Yo dije: “A mí me gusta”. El último de nosotros dijo: “¿Podríamos hablar de algo más que del clima?”. Pensé que era algo interesante de decir.

Un pensamiento es hablar en silencio contigo mismo dentro de tu cabeza. Pero sin embargo lo puedes escuchar. Esta es la principal diferencia.

Después de comer y conversar, uno de nosotros dio dinero para estas cosas. Simplemente lo entregas y por un momento lo puedes ver, se está moviendo de una mano a otra mano y lo puedes ver, es papel. Pero no suele mostrarse, la mayor parte del tiempo mantienes tu dinero fuera de la vista. Casi nunca está en el aire. No es como un collar o algo así. Pero de tanto en tanto lo sacas y regalas un poco. Nunca regalas tu collar. Sin embargo, un collar es signo de dinero. Simplemente es. Exhibes el signo de que tienes cosas escondidas. Va y viene, como una conversación.

Dos de nosotras llevábamos collares y dos no. Ese es un hecho que agregué más tarde, para que lo supieras.

Salimos del restaurante por la puerta. Ahí estaba el auto. En el auto no conversamos. Dejamos el auto cuando estaba frente a la casa.

Dentro de la casa hubo un accidente. Los accidentes pasan tan rápido que en realidad nunca los ves, así que nadie puede hablar de ellos. Después del accidente hubo otra conversación. Fue más larga que la conversación que tuvimos en el restaurante, a pesar de que éramos cuatro en el restaurante y ahora solo éramos tres.

Entonces llegó la hora de acostarse. Una cama es el lugar donde duermes. Si tienes un collar, te lo quitas. Tanto tú como el collar pasan de una posición vertical a una posición horizontal. Pero no juntos.

Cierras los ojos, que estuvieron abiertos todo el día. Cierras la boca, que estuvo abierta todo el día. Tienes todo el día para ti mismo. Entonces empiezas a ver cosas dentro de tu cabeza que no pusiste ahí. Afuera de tu cabeza está oscuro y no puedes ver mucho, pero puedes ver las cosas “puestas” dentro de tu cabeza. Cuando eso pasa, sabes que estás dormido. Puede que no lo sepas, pero lo estás.

Estás dormido. El día se terminó. Ya no lo puedes describir. Así es la vida. Se acabó.


De Mi propiedad privada (Zindo & Gafuri, 2023)                                                                    Traducción de Patricio Grinberg