sábado, 19 de abril de 2014

Poesía de guerra en Croacia


ESO

Eso que te has apropiado
eso que deseas apropiarte
no te pertenece:
árbol de olivo
espuerta de trigo
escudilla de fruta
mar y tierra croatas.

(Srécko Diana)


CRISTO EN CROACIA

En ninguna parte como en Croacia
has sido tantas veces
de nuevo atormentado.
Te quedaste sin pierna
una esquirla de metralla
te atravesó el corazón,
te rompieron un brazo,
quebraron tus costillas,
ardiste todo el día en Mostar
en la iglesia de San Pedro y san Pablo.

El que compone el crucifijo,
recoge sus partes
de ruinas y cenizas
y cura heridas
también fue herido,
sin brazo ni pierna
y el corazón perforado.

En Croacia, Cristo,
es donde mejor has sentido
cómo mata el cohete,
cómo arden las aldeas,
se destruyen las ciudades.

Y cuánta falta hace la resurrección.

(Krešimir Šego)


NOCHEBUENA 1991
A Željka Čorak

                Campanas inaudibles desde torres agrietadas.
Sobre las iglesias destruidas las nieblas tejen:
la ovejita, el pesebre, el pastor.
Los ángeles adornan los ennegrecidos pinos.
                Nochebuena. Por caminos helados crepitan.
los arbustos de vidrio. El luto centellea.

                Cementerios cubiertos de escarcha.
En las ventanas chamuscadas flores de hielo.
Casas vacías reúnen voces de ausentes.
                En las manos de las viejas
en los fríos cuartos cae la nieve. Cubre al niño Jesús.
Los muertos están cerca, cubiertos por bolitas
oscurecidas. Las estrellas brillan por todas partes.

(Adriana Škunca)


INSTRUCCIÓN A LA CÁMARA
(Lederer[i], precognición)

Si caigo,
filma:
que al mundo
partan
imágenes vivas
de muerte
(1991)
(Igor Zidić)


DE LOS RESCOLDOS

Guirnalda
de humos
negros
lleva a Croacia
al Cielo

(Igor Zidić)




[i] Gordan Lederer, camarógrafo de la televisión croata, muerto mientras filmaba en el frente de Kostajnica en agosto de 1991.


De La hora del horror: 
Poesía de guerra en Croacia 1991-1994
Traducción de F. J. Juez Gálvez

viernes, 18 de abril de 2014

Sergio Ernesto Ríos - La formación de alas en un asilo disperso


I

Cuando viaje a la matriz de las cortesanas
encontraré luego el planisferio
los genitales rugosos

y algo porcelana encontraré

cuando al fin roce con mi barbilla
la cándida redondez
de la madrastra Valva

cuando importe el grado miope y el tacto
y el tacto el catalejo el credo

como el que hurga con yodo
el órgano de la gestación

como al que no le sirve el tapaboca
sino la decadencia
de una hembra imperativa
de humores espesos
y vacía el lóbulo carnoso
y deja qué sé yo
del disturbio y la cremallera

mi cortesana
se llama algunas veces Vulpina
algunas veces Alantoides
la conocí en el vals
no lejos de Salzburgo

en deducción de su vestido orfebre
(Salón de encajes pálidos)

los ojos de guiñol
la cintura y el endocardio
sin misterios

dice
él me trata como una muñeca de harapos
has visto mi peluca por ahí
has visto

ay del areté
ay del olor de los idólatras
ven conmigo

II

Mi amor rueda por un asador desteñido

a veces el fuego es un desgarre
a mitad de la frente de ella
a mitad de la frente de ella

entiendo un estigma
que la partera no robó

y yo boquiabierto
en el ocio (humo)
en el garabato destas flemas

y yo el delito amniótico

que nos lleva de regreso
a las manos del limbo
que nos lleva que nos lleve
veneno lagar manos de limbo

exagero el peso brujo
de su sordera al despedirme
y los dos nos despedimos

por eso el sol

y esos modales
de anguila devuelta a la friolera

mi amor
lleva en las pupilas un libro gótico

quizá un imprevisto
héroe en muletas de Gautier
una afilada aguja que hiere la calle
y con tristes ojos examina los muros
 

III

Exlánguida

dices que no estalla
el cráneo con besos lampiños

dices que preparas
una femenina certeza

en este pueblito ingenuo
sucursal de Berlín
el abuelo aviador es un hombre
de modales nazi
que pesquisa las nubes cinamomo

nos divertimos
inventándole coros a tu regreso
a que no pasa la guitarra
a que no roba tu cintura canela

en el cero del jardín guardé un ciervo
como una alucinación prestigiosa
para robarle su infancia a las flores
para robarle su infancia a las flores

y está la tarde como un lago
esperando una novia Narcisa

de muy lentas malarias
de valses soberbios
 

IV

Ahí viene la Muñeca Canina

la seducción de un trébol de cuatro hojas
color papiro

que me hace pensar
en la misericordia

que me hace pensar
que no sé lo que haré
con la baba morfina
cuando reviva el asombro

que me hace pensar
en el interruptor
de cierta ruina atómica
escondido en el bolsillo

de no sé cuál personaje inmortal

con manos incomprensibles
con temores elásticos
con indicaciones dulcemente imbéciles

Muñeca Canina Aperitiva

Muñeca Boba Brillante

barniz de lava cuando enciendo
el cigarro tembloroso
de la hora de su cena

Muñequita Canina Señuelo

Muñequita Cólico de la canción voluntaria del amor

algunos mechones del jardín
son en realidad un ciervo

no recuerdo ningún grumo niño
del hidrocéfalo

no recuerdo
la verdad celofán que inyecté
a la caducidad del plazo

ni la hora a cuenta de nuestro disfraz
de gazapos celestiales

te regalo la sombrilla
que persigue una turba
de cerezas estudiadas en novelas de amor
y en el ocio de las canciones de cuna

soy una hazaña cursi

pero soy también un laboratorio
donde gime un ostentoso paje de azufre

soy el pasamanos del conejo ciego

pero también soy el nervio
que mastica la pólvora

soy el comprador del espejo
en que las hortensias profanan
un esbelto camisón de hospital

pero también soy la línea de unión
de dos huesos del cráneo

martes, 8 de abril de 2014

Dos poemas de Rosmarie Waldrop



 Sólo en conexión con un cuerpo, tiene sentido una sombra. Yo llamé perro a la mía, el modo en que corría delante de mí en la polvareda, respirando veloz y estirando su pequeño hocico ahí adelante —pese a que hay intervalos en que la luz se quieta y el aire no resiste. Abandonada en mi cuerpo, la memoria de las casas a una cierta distancia, sus techos y chimeneas para que la oscuridad fluya en convenciones arbitrarias. Por eso no te gusta cuando me emborracho. Me quedo dormida en la calle, sin una mísera sombra donde yacer y el gentío se agolpa a mirar, temeroso de verse defraudado.


A fin de entender la naturaleza del lenguaje, empezaste a pintar, pensando que la lógica del referente quedaría expuesta, no bien hubieras resuelto la oposición entre punto, línea y color. De unas palabras que se deslizaban por las escalas del significado, me distrajo el humo en mi margen de aliento. Esperé la llama, el pasaje del ojo al mundo. Al amanecer, te escurriste en la cama, exhausto, alertándome contra el riesgo de sacar conclusiones a partir de lienzos ciegos. Yo aventuré que una línea podía representar una torre que alcanzara el cielo o, acaso, la lluvia en el acto de caer. Respondiste que el mundo estaba acaparando demasiado espacio ya. 

 
Traducción de María Negroni

lunes, 7 de abril de 2014

Dos poemas de Richard Brautigan


UNA LEYENDA DE CABALLOS

Desde luego
las prostitutas
de la realidad
son las vírgenes
de los sueños
pero hay
siete caballos
en el prado
sin nadie
que los monte
y todas las cosas
pasan
a la vez.
Llueve.
Nieva.
El sol está brillando.
La hierba es negra
y hay
siete caballos
en el prado
sin nadie
que los monte.
La anciana
se aproxima
vendiendo manzanas.
Las manzanas
son muy hermosas
pero los caballos
tienen miedo
y se ocultan
en el mar.
El pez voltea
a verlos
extrañado.


POEMA DE AMOR

Es tan lindo
despertar por la mañana
completamente solo
sin tener que decir a nadie
que lo amas
cuando ya no lo amas
en absoluto.


Traducción de Javier Acosta

viernes, 4 de abril de 2014

Abril es el mes más extraño II

                                                                      
                                                                      A Sara

Tuve una piraña
en lugar de corazón. Lo juro.
Me prohibía obsequiar flores o cartas
y me recomendaba moteles muy tristes. 
Durante los picnics
llenaba de mierda mi caja torácica
y en mi luna de miel clavó una foto
de Theodore Kaczynski en mi tráquea.

Pero un cuatro de abril
sus colmillos se esfumaron.

El okupa es ahora un conejo de felpa
que escribe canciones de cuna 
y todos los días toma el té.