sábado, 16 de julio de 2016

Tres poemas de John Ashbery



EN LA GRANJA DEL NORTE

Desde alguna parte alguien viaja furiosamente hacia ti
a una velocidad increíble, viaja día y noche,
a través de la nieve y el calor del desierto, a través de torrentes, a través de gargantas.
Aunque ¿podrá encontrarte,
reconocerte cuando te vea,
darte lo que tiene para ti?

Aquí no crece casi nada,
sin embargo los graneros revientan de comida,
bolsas de comida amontonadas hasta las vigas del cielorraso.
Los arroyos corren dulces, engordando a los peces;
los pájaros oscurecen el cielo. ¿Es suficiente
poner el plato con leche en el zaguán todas las noches,
pensar en él a veces,
a veces, siempre, con sentimientos confusos?



MI DOBLE ERÓTICO

Dice que no tiene ganas de trabajar hoy.
Da igual. Aquí en la sombra
detrás de la casa, protegido de los ruidos de la calle,
uno puede repasar todo tipo de viejo sentimiento,
tirar algunos, guardar otros.
                                                               El intercambio
entre nosotros se vuelve más intenso cuando hay
menos sentimientos alrededor para confundir las cosas.
¿Otra vuelta? No, pero las cosas últimas
que encuentras para decir son encantadoras siempre y me rescatan
antes de la noche. Flotamos
en nuestros sueños como una balsa de hielo,
atravesados de preguntas y fisuras de luz estelar
que nos mantienen despiertos, pensando en los sueños
a medida que suceden. Un suceso. Tú lo has dicho.

Lo dije pero lo puedo ocultar. Pero no me da la gana.
Gracias. Eres una persona muy amable.
Gracias. Tú también.



ECO TARDÍO

Solos con nuestra locura y nuestra flor favorita
vemos que no hay de veras nada acerca de qué escribir.
O más bien, es necesario escribir acerca de las mismas cosas.
de la misma manera, repitiendo las mismas cosas una y otra vez
para que el amor continúe y sea gradualmente diferente.
Las colmenas y las hormigas tienen que ser reexaminadas eternamente
y el color del día registrado
cientos de veces y variado de verano a invierno
para que se enlentezca el ritmo hasta una auténtica
sarabanda y se entrevere allí, vivo y reposado.

Sólo entonces la falta de atención endémica
de nuestras vidas puede enroscarse alrededor de nosotros , amistosa,
y con un ojo puesto en esas largas sombras teñidas y afelpadas
que hablan tan hondo a nuestra falta de preparación y
conocimiento acerca de nosotros mismos, los motores parlantes de nuestro día.



De Como un proyecto del que nadie habla (El Tucán de Virginia, 1993)
Traducción de Roberto Echavarren

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