*
Comerás
pan con sal y
beberás
agua con mesura,
y
sobre la tierra dormirás
y
vivirás una vida de sufrimientos…
Mishnah,
Aboth 6: 4
Salmón y vino tinto
Y una torta suculenta con pasas de uvas
y nueces:
ninguna dieta para un escritor de
versos
que debe aprender a ayunar
y beber agua con mesura.
Aquellos de nosotros sin casa ni tierra
que partimos mañana
debemos mantener nuestro equipaje
liviano
un salmo, tal vez un diálogo—
breve como la canción de Lamec en el Génesis,
incluso Job entre sus amigos—
pero no más.
Como un árbol en diciembre
después que los vientos lo desnudaron
dejando solo tronco y ramas
para atravesar y sobrevivir
la ráfaga del invierno.
*
Mientras vagaba con mis infelices
pensamientos,
miré y vi
que había llegado a un lugar soleado
familiar y aún así extraño.
“¿Dónde estoy?” le pregunté a un
extraño. “En el Paraíso.”
“¿Puede esto ser el Paraíso?” pregunté
sorprendido,
porque había autos y fábricas.
“Lo es”, respondió. “Éste es el sol que
brilló sobre Adán una vez;
y el mismo viento que sopló sobre él,
también.”
*
Caminando por la autopista,
huelo las flores amarillas de un
arbusto,
miro los tordos sobre el césped,
quizás—
pero ¿por qué todos
se alejan acelerando sus autos,
a dónde van
con tanto apuro?
Deben estar yendo a escuchar hombres
sabios
y a mirar mujeres hermosas,
y yo soy un tonto
por estar deambulando acá solo.
*
Los demoledores de casas dejaron una
puerta y una escalera,
que ahora conduce a la habitación vacía
de la noche.
De Para atravesar y sobrevivir la ráfaga del invierno (Luz Mala Ediciones, Mar del Plata, 2013)
Traducción de Celeste Soresi y Mariela Montero
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