“Vamos,
escapemos” –decía mi padre cada madrugada
y
saltábamos a una bicicleta con imán y armónica de equipaje.
Las cuatro
bicicletas al oeste, cruzando el silencio del amanecer,
porque sólo
podíamos vivir en la región de la oscuridad,
donde las
letras desaparecen y justo antes, con sus siluetas,
apenas pude
construir mi corazón, pieza a pieza.
Para mi
familia, tribu minimalista, había que viajar sin carga.
Poseer
libros fue una paradoja, más bien, alta traición.
Renunciamos
a palabras largas y frases elaboradas,
hicimos
todo canción.
Juramos
transformar lo abandonado, los bienes y el corazón,
y retener
todo aquello en palabra y melodía.
En una
canción que hasta un burro pueda aprender.
En una
canción que hasta una ballena pueda cantar.
En una
canción cuyo olvido (a) nadie deba avergonzar.
Una canción
que sea imagen y reverberación del hogar y la tierra que no volverán.
Es
importante distinguir
lo que se
origina en uno mismo de lo que nos arriba
y cada
cabra seguirá un camino correcto.
Origen y
arribo.
A mi lado
siempre otro Yo lejano
compartimos
el alma bajo existencias separadas
siente el
mismo sol y la misma lluvia y sonríe.
El hombre
ve su vida fraccionada en etapas
mas la sola
división es una forma verdadera de síntesis.
La cabra
real y la ilusoria seguirán su camino
hasta
coincidir en un mismo lugar, sin distinciones.
Una unión
imaginaria que no deja de ser una unión.
Yo soy
síntesis de escombro de carne real y sustancia imaginaria,
una calle
de recuerdos desmoronados, dispersos como excremento de cabra.
Origen y
arribo.
Encontrar
orden en esa dispersión es una tarea de la poesía.
La de mayor
potencial como cantante fue la cactácea de dos siglos de edad.
Una Señora
atisba el diente azul cuando la luna cruza el meridiano.
Construyó
un altar de muertos con 32 bloques de lego.
El traje es
tan holgado y tan de gángster que un sacerdote arruga las cejas calcinadas.
Fue
necesaria una frontera nacional y un nubarrón para liberar al grupo del rebaño.
Las
hormigas anhelan teología y negocian con abejas ciertas condiciones.
Al comparar
el deseo y la leche, siempre cayó el reloj de sol.
Con domar
un trueno, inocente, trata de alimentar a un trébol.
Para
estudiar de nuevo la teoría económica, el pastor salió del país en secreto.
Los cerros
oscilantes pasean por el mercado nocturno, la economía colapsa.
Fui tras
las rocas en busca de peces y sólo vi delfines calcinados.
A veces, al
percibir el mar, el ahorro de sal se convierte en material de discusión.
Al quemar
con un cerillo la página de un libro, las letras se tornaron fluorescentes.
El huevo
duro expresa libertad con la rotación del trompo terráqueo.
Un volcán
presumió a un girasol: “yo soy más duradero que tú”.
El girasol
en un instante se multiplica por un millón y cerca la falda del volcán.
De Agend'ars (Cuadrivio, 2015)
Versiones de Cristina Rascón y Eiko Minami
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