IMÁGENES DE SEPARACIÓN
Tucson (sin
fecha). Este desierto
horrible se
interpone una vez más
entre
nosotros. Es malo escribir,
saber que
no nos veremos, y hacerlo
pasar por
un poema, para que solo
lo bello
duela. Pero así es. La guerra
ha tomado
los puentes, las salas de cine.
Mis sueños
están sucios de tu sangre.
Espero el
fin del desierto, el fin
de la
guerra. Los juicios por los crímenes.
Jamás
olvides que un acto de amor
está más
allá del bien y del mal.
Entonces te
veré. Siempre tuyo, (sin firma).
EL PERUANO PERFECTO
¿Quién es este hombre? ¿Qué hace
este hombre?
¿Por qué está sentado bajo el
cobertizo de su casa?
¿A quién espera sentado bajo el
cobertizo?
Esta es su casa. Esta no es su
casa.
El hombre nació en Perú pero ahora
vive en Arizona.
El hombre vive solo en Arizona. El
hombre vive
exactamente a 6104 kilómetros de su
esposa
y de su hijo. Esta es la casa del
hombre.
Esta no es la casa del hombre. ¿Por
qué está sentado
bajo el cobertizo de la casa? El
hombre prepara
una clase de filología. El hombre
es profesor
de filología en la Universidad de
Arizona.
Mañana es la clase. El hombre
prepara la clase.
El hombre se sienta bajo el
cobertizo y prepara
la clase. Eso es lo que hace el
hombre.
¿En qué piensa el hombre? En la
clase de mañana.
El hombre agrupa las palabras angosto, angustia,
angina
y observa que comparten una misma raíz.
¿Por qué se levanta el hombre? ¿Por
qué abandona
la sombra del cobertizo y se dirige
a la cocina?
El hombre se dirige a la cocina
porque ahí están
los cuchillos. El hombre va por los
cuchillos.
El hombre se dispone a afilar sus
cuchillos
mientras piensa en un grupo de
palabras.
¿Por qué afila los cuchillos en
lugar de gozar
del sol o beber un vaso de agua
fría bajo
el cobertizo? El hombre afila los
cuchillos
y deja de pensar en la clase. ¿Por
qué ha dejado
de pensar en la clase? ¿Por qué
sigue afilando
los cuchillos una vez que ya están
afilados?
El hombre guarda los cuchillos en
una gaveta
de la cocina. El hombre ha
terminado de afilarlos.
El hombre regresa al cobertizo. ¿Por
qué
regresa el hombre a sentarse bajo
el cobertizo
de la casa? Esta es la casa del
hombre.
Esta no es la casa del hombre. El
hombre
está sentado bajo el cobertizo. Ya
ha preparado
la clase de mañana. Ya ha afilado
los cuchillos.
Ahora prepara el hombre su propia
muerte y resurrección.
FONDO DEL POEMA
Nada seduce más al hombre, no el
paso meditado de la sombra de
un animal, no la vida, no el ojo
negro de la muerte, no la muerte, no
la tenacidad del deseo, nada seduce
más al hombre que un abismo.
Ante él, el hombre siente una
indecible necesidad de arrojar algo,
una envoltura de papel, una moneda,
una idea, lo que sea, incluso a
sí mismo, con tal de verter algo en
su largo vacío. Y esto es lo más
curioso: si no encuentra nada que
arrojar, hace algo plenamente
romántico: escupe. Y luego sigue
con la mirada las evoluciones de
la mancha blanca de saliva
deformándose en el aire durante su caída.
Digamos que dura cinco segundos.
Hay abismos morales, sexuales, psicológicos. Hay también
abismos
poéticos, versos que caen de
barrancos marrones a playas de arena
negra, acompañados de la mirada
absorta del poeta que se deleita
con las contorsiones de las sílabas
abismo abajo.
La mancha blanca llega al fondo. La
mirada absorta no llega a él,
solamente lo intuye y es siempre lo
mismo: un esplendor blanco,
algo que sobrevive, una tercera
cosa, y una inconsolable felicidad.
De Cinco segundos de horizonte (Álbum del Universo Bakterial, 2005)
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