jueves, 6 de noviembre de 2014

Tres poemas de Dirceu Villa


desinfectología

viva. los automóviles los decoradores pésimas fiestas & esos motivos de sonrisa
amarilla
viva. la increíble deprimente hostess lounge girl el día cinco o diez del mes
en q
te pagan
una
miseria.

viva. los granos de azúcar rondando de la cuchara al café el zapping
compulsivo
fafnir el kurupyra (q no borra las huellas) dibujados casi vivos en las sábanas

            es lo q te mereces por haber sido tan vago
            es lo q te mereces
            por haber sido              tan                 vago


¿Dónde estará Moby Dick?

¿Dónde están los arpones,
            dónde está el mástil, la popa,
la escotilla, la cubierta,
la proa al fin, el alto puesto,
de observar ballenas
que expulsan chorros de agua
por el cráneo?

Mi pierna, ¿estaría aquí?
—era parte de este cuerpo
            que ya no es parte de sí mismo.

¿Pero dónde están mis hombres,
            mi navío, dónde están mis botes,
mis barcos, dónde el oleaje,
            dónde estará Moby Dick?


courage de luxe

el mismo dios que te dio tus leyes en conserva papá mamá
te dio los trolos los putos las tortas
te dio las computadoras y las plagas de egipto
te dio manos y pies y un cuerpo perfecto
o te dio una serie de defectos en la metafísica y el cuerpo
el mismo dios que te dará al polvo y que te dio
la bomba en sueños floridos del pecado de oppenheimer
y que dio la llave para las puertas y las metáforas
el dios que se dio el nombre acaso o que se dio
todas las imágenes o el total vacío en una explosión sin sonido
al centro del universo
el dios que te dio tu estupidez crasa que se arrastra
de tu mente como los brazos de un orangután
que te dio parís para que parieras un asno por las calles
un asno al que se le dio el gorro frigio y frigide barjot
ese mismo dios uno solo y muchos
de un solo nombre y muchos
que te dio la patria el ejército y hippies desertores
la bolsa de valores y los juguetes de la ciencia poetas y platón
él que se acordó de darte una religión para que jugaras a ser dios
te dio el agua pura y cristalina y la contaminación
dulce veleidad romántico-amorosa una verga un argolla
o te dio los dos y te dejó albino como un dios en un triclinio
el dios que dio el deseo y el desánimo el intelecto las manos juntas en una plegaria
la sublimación que dio al darte como opción el poder garchar o pensar
ese mismo que se dio un nombre de mujer primordial gaya la alegre
ese dios que dio el sexo de los ángeles como en un lance de dados
que jugaba y sigue jugando bien al dar la duda
el dios que recibió a empédocles en el agujero más caliente de la tierra
sumergido con el coraje de cogerse a las montañas y el dios
que dio el cristo de regalo para la cruz
que te dio su imagen y semejanza
es bueno que lo recuerdes: a dios le gusta dar.

De Bicho de siete cabezas: selección de poesía brasileña contemporánea (Detodoslosmares, 2014)
Traducción de Martín Palacio Gamboa

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