I
Cuando
viaje a la matriz de las cortesanas
encontraré
luego el planisferio
los
genitales rugosos
y
algo porcelana encontraré
cuando
al fin roce con mi barbilla
la
cándida redondez
de
la madrastra Valva
cuando
importe el grado miope y el tacto
y
el tacto el catalejo el credo
como
el que hurga con yodo
el
órgano de la gestación
como
al que no le sirve el tapaboca
sino
la decadencia
de
una hembra imperativa
de
humores espesos
y
vacía el lóbulo carnoso
y
deja qué sé yo
del
disturbio y la cremallera
mi
cortesana
se
llama algunas veces Vulpina
algunas
veces Alantoides
la
conocí en el vals
no
lejos de Salzburgo
en
deducción de su vestido orfebre
(Salón
de encajes pálidos)
los
ojos de guiñol
la
cintura y el endocardio
sin
misterios
dice
él me trata como una muñeca de harapos
has visto mi peluca por ahí
has visto
ay
del areté
ay
del olor de los idólatras
ven
conmigo
II
Mi
amor rueda por un asador desteñido
a
veces el fuego es un desgarre
a mitad de la frente de ella
a mitad de la frente de ella
entiendo
un estigma
que
la partera no robó
y
yo boquiabierto
en
el ocio (humo)
en
el garabato destas flemas
y
yo el delito amniótico
que
nos lleva de regreso
a
las manos del limbo
que nos lleva que nos lleve
veneno lagar manos de limbo
exagero
el peso brujo
de
su sordera al despedirme
y
los dos nos despedimos
por
eso el sol
y
esos modales
de
anguila devuelta a la friolera
mi
amor
lleva
en las pupilas un libro gótico
quizá
un imprevisto
héroe
en muletas de Gautier
una afilada aguja que hiere la calle
y con tristes ojos examina los muros
III
Exlánguida
dices
que no estalla
el
cráneo con besos lampiños
dices
que preparas
una
femenina certeza
en
este pueblito ingenuo
sucursal
de Berlín
el
abuelo aviador es un hombre
de
modales nazi
que
pesquisa las nubes cinamomo
nos
divertimos
inventándole
coros a tu regreso
a que no pasa la guitarra
a que no roba tu cintura canela
en
el cero del jardín guardé un ciervo
como
una alucinación prestigiosa
para
robarle su infancia a las flores
para
robarle su infancia a las flores
y
está la tarde como un lago
esperando
una novia Narcisa
de
muy lentas malarias
de
valses soberbios
IV
Ahí
viene la Muñeca Canina
la
seducción de un trébol de cuatro hojas
color
papiro
que
me hace pensar
en
la misericordia
que
me hace pensar
que
no sé lo que haré
con
la baba morfina
cuando
reviva el asombro
que
me hace pensar
en
el interruptor
de
cierta ruina atómica
escondido
en el bolsillo
de
no sé cuál personaje inmortal
con
manos incomprensibles
con
temores elásticos
con
indicaciones dulcemente imbéciles
Muñeca
Canina Aperitiva
Muñeca
Boba Brillante
barniz
de lava cuando enciendo
el
cigarro tembloroso
de
la hora de su cena
Muñequita
Canina Señuelo
Muñequita
Cólico de la canción voluntaria del amor
algunos
mechones del jardín
son
en realidad un ciervo
no
recuerdo ningún grumo niño
del
hidrocéfalo
no
recuerdo
la
verdad celofán que inyecté
a
la caducidad del plazo
ni
la hora a cuenta de nuestro disfraz
de
gazapos celestiales
te
regalo la sombrilla
que
persigue una turba
de
cerezas estudiadas en novelas de amor
y
en el ocio de las canciones de cuna
soy
una hazaña cursi
pero
soy también un laboratorio
donde
gime un ostentoso paje de azufre
soy
el pasamanos del conejo ciego
pero
también soy el nervio
que
mastica la pólvora
soy
el comprador del espejo
en
que las hortensias profanan
un
esbelto camisón de hospital
pero
también soy la línea de unión
de
dos huesos del cráneo
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