martes, 13 de febrero de 2024

Victoria Chang - Obituarios

 


Mi madre murió, sin paz, el 3 de agosto de 2015 de fibrosis pulmonar, en su habitación de la casa de reposo Aldea Walnut en Anaheim, California. La habitación nació el 3 de julio de 2012. La Aldea no era realmente una aldea. No había nogales. Solo flores cortadas. Algunos días antes, el enfermero del hospicio deslizó silenciosamente el estetoscopio sobre los pulmones de mi madre y esperó que se inflaran. La forma en que la espera se transforma en una herida. La forma en que el enfermero inhaló, cerró sus ojos, exhaló y dijo lo siento. ¿Acaso la sangre se me subió a la cara o a las puntas de mis dedos? ¿Volvió a abrir sus ojos antes o después de decir lo siento? La forma en que la memoria es el zumbido después de un disparo. La forma en que tratamos de recordar el disparo pero no podemos. La forma en que la memoria se levanta y empieza a caminar luego de que alguien muere.

 


Los dientes de mi madre murieron dos veces, una en 1965, todos arrancados debido a una periodontitis. Otra vez el 3 de agosto de 2015. Los dientes postizos se encuentran en una caja en el garaje. Cuando murió, los toqué, los olí, creí oír un gemido. Me metí los dientes en la boca. Pero tener dos dentaduras solo me causó más hambre. Cuando murió mi madre, me vi a mí misma en el espejo, sus palabras en mi boca como el azúcar flor de una rosquilla. Sus últimas palabras fueron en inglés. Ella pidió un Sprite. Me pregunto si su último pensamiento fue en chino. Me pregunto cuál fue su ultimo pensamiento. Solía pensar que las palabras de una persona muerta mueren con ella. Ahora sé que se dispersan, buscando un significado al que adherirse como un aroma. Mi madre solía recolectar flores de azahar en un tazón pequeño y chato. Paso junto al árbol cada primavera. Siempre supe que el duelo era algo que se podía oler. Pero no sabía que en realidad no es un sustantivo, sino un verbo. Y que se mueve.

 


La privacidad murió el 4 de diciembre de 2015. Mi hija llevó un globo que decía Mejórate pronto al cementerio. En esta ocasión Peter Manning yace junto a mi madre. Un extraño tan cerca de ella. Antes de que esta otra lápida apareciera, la lápida de mi madre todavía era mi madre debido a la ausencia a su alrededor. La aparición de la nueva lápida y la semejanza con su lápida sugería que mi madre también era una lápida, que mi madre estaba enterrada bajo una lápida también. El día del entierro, contraté a un sacerdote chino. No puede entender la mayoría de sus palaras porque no eran sobre comida. Los hombres que habían cavado la tumba estaban parados esperando con sus palas. Los miré a los ojos buscando algún signo de ahogo. Entonces me di cuenta de que el cuerpo de uno de ellos no tenía sombra. Y cuando se alejó caminando, el pasto no se aplastó. Su pala estaba limpia. Súbitamente reconocí a este hombre como el amor.

 


La música murió el 7 de agosto de 2015. Hice un video con fotos antiguas y música para el funeral. Elegí “Aleluya” a capella. Porque en realidad no estaban cantando, sino llorando. Cuando mis hijas entraron a la habitación, fingí que estaba escribiendo. Al contrario, miraba las fotos antiguas de mi madre. Los patrones de tela en todas sus blusas. La manera en que mantenía las manos juntas delante de su cuerpo. En cada foto, la pequeña cartera marrón que ahora se encuentra debajo de mi escritorio. En el funeral, mi cuñado bajaba el volumen de la música. Cuando no estaba mirando, yo subía el volumen. Porque quería que esta gente sintiera lo que yo sentía. Cuando yo no estaba mirando, volvió a bajarlo. Al final del día, alguien se llevó el equipo y los parlantes. Pero la música seguía ahí. Esta fue mi primera percepción del duelo.

 


La memoria murió el 3 de agosto de 2015. La muerte no fue repentina, sino lenta durante una década. Me pregunto si, cuando la gente muere, escucha una campana. O si saborean algo dulce, o si sienten que un cuchillo los corta por la mitad, arrastrándose a través de la carne como una torta. La cuidadora que presenció la muerte de mi madre renunció. Ella posee la memoria y las imágenes y ahora se han ido. Por el resto de su vida, los recuerdos serán suyos. Dijo que mi madre no podía respirar y luego tuvo su último aliento veinte segundos después. La forma en que me he imaginado un beso con muchos hombres a los que nunca he besado. Mi recuerdo de la muerte de mi madre no puede ser un recuerdo sino una imaginación, cada vez que sopla el viento, las hojas se despliegan de manera ligeramente distinta.

 

 

De Obit (Universidad Austral de Chile, 2023)                                                                  Traducción de Carlos Soto Román

 

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