miércoles, 23 de enero de 2019

Erik Satie - La jornada del músico



El artista debe regular su vida.

Aquí tienen el horario detallado de mis actividades diarias:
Me levanto a las 7.18 h; inspirado: de 10.23 a 11.47 h. Almuerzo a las 12.11 h y me levanto de la mesa a las 12.14 h.

Saludable paseo a caballo, en el fondo del parque: de 13.19 a 14.53 h. Otra inspiración: de 15.12 a 16.07 h.

Ocupaciones diversas (esgrima, reflexiones, inmovilidad, visitas, contemplación, destreza, natación, etc.), de 16.21 a 18.47 h.

La cena se sirve a las 19.16 y se termina a las 19.20 h. A continuación, lecturas sinfónicas en voz alta: de 20.09 a 21.59 h.

Me acuesto normalmente a las 22.37 h. Una vez por semana, despertar sobresaltado a las 3.19 h (los martes).

Sólo como alimentos blancos: huevos, azúcar, huesos rallados, grasa de animales muertos; ternera, sal, coco, pollo cocido en agua blanca; mohos de fruta, arroz, nabos; morcilla alcanforada, pastas, queso (blanco), ensalada de algodón y algunos pescados (sin piel).

Me hiervo el vino, que bebo frío con zumo de fuchsia. Tengo apetito: pero no hablo nunca comiendo, por miedo a atragantarme.

Respiro con cuidado (poco cada vez). Bailo muy raras veces. Cuando ando, voy por los lados y miro fijamente atrás.

Muy serio de aspecto, si me río es sin querer. Y siempre me disculpo por ello con educación.

Sólo duermo con un ojo; tengo un sueño muy duro. Mi cama es redonda y perforada por un agujero para que pase la cabeza. Cada hora, un criado me toma la temperatura y me pone otra.

Desde hace tiempo estoy abonado a una revista de moda. Llevo un gorro blanco, medias blancas y un chaleco blanco.

El médico me ha dicho siempre que fume. A sus consejos añade: —Fume, amigo: si no, otro fumará en su lugar.



De Memorias de un amnésico y otros escritos (Árdora ediciones, 1994)
Traducción de Loreto Casado

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