miércoles, 18 de julio de 2018

Alexander Theroux - Los colores primarios (fragmentos)



Las madres iraníes cosen abalorios azules en todas las prendas de los niños, para repeler a los espíritus malos que podrían ponerlos en peligro.


Existe el oro azul, que contiene según consta un setenta y cinco por ciento de oro y un veinticinco por ciento de hierro.


Jack Benny organizó una vez un concurso radial para ver quien podía describir mejor el azul de sus ojos. La papeleta elegida como ganadora decía: "Tan azul como el pulgar de un autoestopista ártico".


Las trufas, durante el inicio de la descomposición, adquieren una tonalidad azulada.


La práctica de pintar de azul las casas de las vírgenes que están a punto de casarse persiste aún en las costumbres populares polacas.


En la Biblia, aunque hay más de cuatrocientas referencias al cielo o al paraíso, el color azul no se menciona ni una sola 
vez.


A los bebés que lloran los calma más fácilmente una luz azul que una roja. La luz azul retarda la frecuencia cardiaca y disminuye la presión sanguínea, mientras que la luz roja tiene el efecto opuesto, acelera el pulso y aumenta la presión de la sangre. 


La palabra islandesa para azul (bla-r) denota todos los matices de azul y de negro, y puede describir el color de un cielo claro, un puñado de carbón o el brillo de un cuervo.


Hitler tenía ojos azules.


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Una inquietante niebla amarilla, increíblemente polvorosa e impregnada de arena, envolvió Basilea, Suiza, en mayo de 1937, azuzada a través de los Alpes desde el desierto del Sahara, según las presunciones de los científicos, luego de una tormenta feroz.


Los osos polares del mar de Beaufort, en el océano Ártico, que posan como monarcas sobre témpanos de hielo, a menudo están manchados de un oro pálido —civigniq (amarillo) en lengua yupik— por el aceite de las focas que han matado.


En la Francia del siglo X, las puertas de los criminales, felones y traidores eran pintadas de amarillo, y en la España medieval, el amarillo como parte del atuendo del verdugo representaba la traición de la víctima acusada.


En el cohete V1 o Bomba Volante —el vergeltungswaffe eines (o Arma de Represalia No.1)— de Hitler, la cabeza, que contenía cerca de una tonelada de potentes explosivos, era amarilla.


El amarillo de cromo puede ser visto a mayor distancia que cualquier otro color sobre la tierra. 


El amarillo es el color chino para la realeza. Durante la dinastía Ch'ing (1644-1911), sólo el emperador podía vestir de amarillo.


¿Algunas curas estrafalarias de la ictericia? Arañas amarillas amasadas en manteca en Inglaterra; nabos, monedas de oro y azafrán en Alemania; abalorios de oro en Rusia.


La goethita, un óxido de hierro bautizado así por el poeta alemán, Goethe, que era un estudioso y coleccionista de minerales, es también amarilla.

Los soldados japoneses ultimados con lanzallamas en Iwo Jima, Okinawa, Leyte, Saipán, etcétera, al quemarse no quedaron negros, sino abrasados de un atroz amarillo brillante.


*


El rojo es el más audaz de todos los colores. Representa la caridad y el sacrificio, el infierno, el amor, la juventud, el fervor, la vanagloria, el pecado y la expiación. Es el color más popular, particularmente entre las mujeres. Es el primer color del recién nacido y el último que se ve en el lecho de muerte.


Según la leyenda, el pecho del petirrojo se tiñó de rojo al picotear una espina de Cristo en su camino hacia el Calvario.


El tipo de sangre más raro en todo el mundo es la del tipo Bombay subtipo A-h. hasta el momento descubierta solamente en una enfermera checoslovaca en 1961 y en un hermano y una hermana de Nueva Jersey en 1968.


Después de muchas y extenuantes rutinas con Fred Astaire, los zapatos de Ginger Rogers solían quedar llenos de sangre.


En los barcos de la armada británica en el siglo XVIII, las cubiertas estaban pintadas de rojo, para que si la sangre se esparcía sobre ellas los marinos británicos no se acobardaran.


El echarpe chino que Isadora Duncan vestía y que se enredó en la rueda de su Bugatti, estrangulándola instantáneamente, era rojo.


En tiempos antiguos, especialmente en la sumeria matriarcal o, digamos, en caldea, se creyó alguna vez que las misteriosas lluvias rojas que la prensa mundial todavía reporta periódicamente como “lluvias de sangre” eran la mismísima sangre menstrual de la diosa luna.


Antares, el ojo de Escorpio, una supergigante roja veintisiete millones de veces más grande que el sol, es la más roja de todas las estrellas de primera magnitud.


La pika, el relámpago cegador de luz atómica del 6 de agosto de 1945 en Hiroshima, más brillante que mil soles, con su calor abrasador de 300 000 grados centígrados en el hipocentro, era roja.


De Los colores primarios (La bestia equilátera, 2013)
Traducción de Ariel Dilon




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