INFORME
POLICIAL
La
escena se ha enfriado bajo un pesado desorden.
Hay
un olor de flores descompuestas,
de
cosas hace mucho paralizadas. ¿Tenía
algún
enemigo resuelto allá afuera? ¿Una falla,
un
coágulo en el pasado? En cada objeto
que
perturbó la ráfaga del escándalo
hay
una especie de venganza inmóvil,
una
avaricia que no entrega su testimonio.
Aplastado
a la alfombra, mortecino
y
seco, el reguero de sangre,
sordomudo
y aislando una verdad, expone una cuerda
rota
en
el drama de las relaciones humanas.
La
mente profesional desanda el tiempo
y la
estructura de los hechos
porque
estas cosas ya habían sucedido:
así
que nadie oyó nada cuando la pistola
simplificó
la contradicción y decidió el asunto.
Si
queda alguna pregunta, un rastro digital
técnicamente
apto, por ejemplo,
un
texto escrito en el tejido oscuro, una muesca
reciente
en
superficies que se han vuelto ambiguas
los
molerá la lógica hasta filtrar el pus.
Por
ahora se apagan las luces
para
que el muerto cierre sus perforaciones,
bulto
ciego girado sobre el secreto.
Afuera
el aire es clamoroso; en el sol de los días que
siguen
una
culpa sólidamente encarnada
circula
de azul vestida, estrecha manos y no huele a
nada en especial.
CAÍDA
CON ENIGMA
El
hombre cayó en la calle.
Completamente
muerto.
La
especie se desploma así,
verticalmente,
sin mayores
complicaciones
de estilo.
El
drama es hasta allí
mecánicamente
neutro, de tres
dimensiones
generales.
Pero
sopla el viento sobre el difunto
y le arranca papeles
inexplicables.
SUSURRO PERSONAL
Por alguna razón,
mi corazón late como una ametralladora.
El cardiólogo me ha dicho:
controle su vida emocional. Me pregunto
si no habrá allá adentro una verdad
que intenta abrirse paso. Vuelvo una mano al pecho
buscando una fe en la oscuridad
de mí mismo. La pulsación interna del yo
parece apresurarse
hacia una descomposición indescifrable.
El ritmo cardíaco es un tiempo en estado impersonal. Esta es
la única certeza que encuentro.
Los golpes sanguíneos de un tambor
cerrado sobre el vacío.
No hay noticias profundas de mí mismo
sino este susurro fisiológico, el zumbido
que hoy fui dejando a mi paso
a través de calles, edificios y cuerpos cerrados,
Un rastro de baba que recorrió el mundo
y está de regreso en esta habitación.
No hay comentarios:
Publicar un comentario