miércoles, 1 de mayo de 2013

Hans Van de Waarsenburg - Budapest, 1956



Una palabra es una palabra y luego la palabra se enrosca
Como una hoja de vid llena de piojos, escoria olvidada.
Hongos de muerte que no perdonan casa ni hogar.
La memoria grita en franca contradicción:
¿Pero qué es la memoria? ¿Un trapo para pulir cobre antiguo?
Los abuelos muertos, mientras la peste lo asolaba todo.
El Danubio lleno de sangre. Budapest colgando
De los postes de la luz. Los rusos disparando.
Mindszenty en mis sueños. Murmullos vacíos
Y siempre el rostro de aquel cardenal
De la revista. Dentro de la cabeza
No podía sino repudiar mis manos.
Cabezas sumisas. Que no sabían hacer
Nada más. Un canto coral de perdón
Y una doble marometa para todo
Lo que corriera río abajo: la sangre salpicando
Contra las márgenes como un vals vienés.
¿Por qué se veían tan grises las pantallas de los televisores?

De Azul (Trilce, 2009)
Traducción de Pura López Colomé

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