Roland Barthes vivió con su madre, Henriette, hasta la muerte de ésta el 25 octubre de 1977. Al día siguiente comenzó a escribir un diario de duelo. A continuación, una selección de fragmentos.
***
29
de octubre de 1977
En la frase: “Ella ya no sufre”, ¿a qué, a quién remite “ella”?
¿Qué quiere decir ese presente?
29
de octubre de 1977
Idea —que causa estupor pero no desolación— que ella no ha
sido “todo” para mí. Si no, yo no habría escrito obra. Desde que la cuidé, desde hace seis meses, efectivamente ella
era “todo” para mí, y olvidé completamente que había escrito. Yo era
perdidamente para ella. Antes, ella se hacía transparente para que yo pudiese
escribir.
30
de octubre de 1977
…que esta muerte no me destruya por completo, quiere decir que
decididamente quiero vivir perdidamente, hasta la locura, y que por lo tanto el
miedo de mi propia muerte está ahí, no se ha desplazado ni una pulgada.
04
de noviembre de 1977
Esta noche, por primera vez, he soñado con ella; estaba
acostada pero nada enferma, con su camisón rosa comprado en un supermercado…
06
de noviembre de 1977
Algodón de domingo por la mañana. Solo. Primera mañana de
domingo sin ella. Siento el ciclo de los días de la semana. Enfrento la larga
serie de los tiempos sin ella.
15
de noviembre de 1977
Hay un tiempo en que la muerte es un acontecimiento, una a-ventura, y con ese derecho moviliza, interesa,
tiende, activa, tetaniza. Y luego un día, ya no es acontecimiento sino otra
duración, amontonada, insignificante, no narrada, gris, sin recurso: duelo
verdadero insusceptible de una dialéctica narrativa.
15
de noviembre de 1977
Estoy o desgarrado o incómodo
y a veces bocanadas de vida
19
de noviembre de 1977
Viaje de Paris a Túnez. Serie de descomposturas de avión.
Estancias interminables en los aeropuertos en medio de la multitud de tunecinos
que regresaban a sus casas para el Aïd Kebir. ¿Por qué lo siniestro de este día
de descomposturas acompaña tan bien el duelo.
16
de enero de 1978
Mi universo: mate. Nada en él resuena de verdad —nada cristaliza.
12
de febrero de 1978
Nieve, mucha nieve sobre Paris; es extraño.
Me digo y sufro por ello: ella ya no estará ahí nunca para
verla, para que se lo cuente.
18
de mayo de 1978
Como el amor, el duelo sella al mundo, a lo mundano, de irrealidad,
de inoportunidad. Resisto al mundo, sufro de lo que me pide, de su petición. El
mundo acrece mi tristeza, mi aridez, mi trastorno, mi irritación. El mundo me
deprime.
28
de mayo de 1978
La verdad del duelo es muy simple: ahora que mamá está muerta,
estoy orillado sin salida a la muerte (nada me separa de ella sino el tiempo).
9
de junio de 1978
(Duelo)
No Continuo, sino Inmóvil.
15
de junio de 1978
Todo volvía a empezar enseguida: llegadas de manuscritos,
peticiones, historias de los unos y de los otros y, cada uno empujando ante él,
despiadadamente su pequeña petición (de amor, de reconocimiento): apenas había ella
desaparecido, el mundo me ensordecía con: todo
sigue.
29
de julio de 1978
(Vista una película de Hitchcock, Les amants du Capricorne)
Ingrid Bergman (era hacia 1946): no sé por qué, no sé cómo
decirlo, esta actriz, el cuerpo de esta actriz me conmueve, viene a tocar en mí
algo que me recuerda a mamá: su tez, el color y la apariencia de su carne, sus
manos tan bellas y simples, una impresión de frescura, una femineidad no-narcisista…
31
de julio de 1978
Habito mi aflicción (mi dolor) y eso me hace feliz.
Me es insoportable todo lo que me impide habitar mi aflicción.
01
de agosto de 1978
La literatura es eso: que yo no pueda leer sin dolor, sin
sofocarme de verdad, lo que Proust escribe en sus cartas sobre la enfermedad,
el valor, la muerte de su madre, su aflicción, etc.
01
de agosto de 1978
Duelo. A la muerte del ser amado, fase aguda de narcisismo: se
sale de la enfermedad, de la servidumbre. Luego poco a poco, la libertad se
hace plomo, la desolación se instala, el narcisismo cede el lugar a un egoísmo
triste, a una ausencia de generosidad.
04
de diciembre de 1978
Escribo cada vez menos mi aflicción, pero en un sentido es más
fuerte, ha pasado al rango de lo eterno desde que ya no la escribo más.
De Diario de duelo (Siglo XXI, 2009)
Traducción de Adolfo Castañón.
De Diario de duelo (Siglo XXI, 2009)
Traducción de Adolfo Castañón.
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