domingo, 31 de marzo de 2013

Roland Barthes - Diario de duelo (fragmentos)



Roland Barthes vivió con su madre, Henriette, hasta la muerte de ésta el 25 octubre de 1977. Al día siguiente comenzó a escribir un diario de duelo. A continuación, una selección de fragmentos.




***


29 de octubre de 1977

En la frase: “Ella ya no sufre”, ¿a qué, a quién remite “ella”? ¿Qué quiere decir ese presente?



29 de octubre de 1977

Idea —que causa estupor pero no desolación— que ella no ha sido “todo” para mí. Si no, yo no habría escrito obra. Desde que la cuidé, desde hace seis meses, efectivamente ella era “todo” para mí, y olvidé completamente que había escrito. Yo era perdidamente para ella. Antes, ella se hacía transparente para que yo pudiese escribir.



30 de octubre de 1977

…que esta muerte no me destruya por completo, quiere decir que decididamente quiero vivir perdidamente, hasta la locura, y que por lo tanto el miedo de mi propia muerte está ahí, no se ha desplazado ni una pulgada.



04 de noviembre de 1977

Esta noche, por primera vez, he soñado con ella; estaba acostada pero nada enferma, con su camisón rosa comprado en un supermercado…



06 de noviembre de 1977

Algodón de domingo por la mañana. Solo. Primera mañana de domingo sin ella. Siento el ciclo de los días de la semana. Enfrento la larga serie de los tiempos sin ella.



15 de noviembre de 1977

Hay un tiempo en que la muerte es un acontecimiento, una a-ventura, y con ese derecho moviliza, interesa, tiende, activa, tetaniza. Y luego un día, ya no es acontecimiento sino otra duración, amontonada, insignificante, no narrada, gris, sin recurso: duelo verdadero insusceptible de una dialéctica narrativa.



15 de noviembre de 1977

Estoy o desgarrado o incómodo
y a veces bocanadas de vida



19 de noviembre de 1977

Viaje de Paris a Túnez. Serie de descomposturas de avión. Estancias interminables en los aeropuertos en medio de la multitud de tunecinos que regresaban a sus casas para el Aïd Kebir. ¿Por qué lo siniestro de este día de descomposturas acompaña tan bien el duelo.



16 de enero de 1978

Mi universo: mate. Nada en él resuena de verdad —nada cristaliza.



12 de febrero de 1978

Nieve, mucha nieve sobre Paris; es extraño.

Me digo y sufro por ello: ella ya no estará ahí nunca para verla, para que se lo cuente.



18 de mayo de 1978

Como el amor, el duelo sella al mundo, a lo mundano, de irrealidad, de inoportunidad. Resisto al mundo, sufro de lo que me pide, de su petición. El mundo acrece mi tristeza, mi aridez, mi trastorno, mi irritación. El mundo me deprime.



28 de mayo de 1978

La verdad del duelo es muy simple: ahora que mamá está muerta, estoy orillado sin salida a la muerte (nada me separa de ella sino el tiempo).



9 de junio de 1978
(Duelo)
No Continuo, sino Inmóvil.



15 de junio de 1978

Todo volvía a empezar enseguida: llegadas de manuscritos, peticiones, historias de los unos y de los otros y, cada uno empujando ante él, despiadadamente su pequeña petición (de amor, de reconocimiento): apenas había ella desaparecido, el mundo me ensordecía con: todo sigue.



29 de julio de 1978

(Vista una película de Hitchcock, Les amants du Capricorne)

Ingrid Bergman (era hacia 1946): no sé por qué, no sé cómo decirlo, esta actriz, el cuerpo de esta actriz me conmueve, viene a tocar en mí algo que me recuerda a mamá: su tez, el color y la apariencia de su carne, sus manos tan bellas y simples, una impresión de frescura, una femineidad no-narcisista…



31 de julio de 1978

Habito mi aflicción (mi dolor) y eso me hace feliz.

Me es insoportable todo lo que me impide habitar mi aflicción.



01 de agosto de 1978

La literatura es eso: que yo no pueda leer sin dolor, sin sofocarme de verdad, lo que Proust escribe en sus cartas sobre la enfermedad, el valor, la muerte de su madre, su aflicción, etc.



01 de agosto de 1978

Duelo. A la muerte del ser amado, fase aguda de narcisismo: se sale de la enfermedad, de la servidumbre. Luego poco a poco, la libertad se hace plomo, la desolación se instala, el narcisismo cede el lugar a un egoísmo triste, a una ausencia de generosidad.



04 de diciembre de 1978


Escribo cada vez menos mi aflicción, pero en un sentido es más fuerte, ha pasado al rango de lo eterno desde que ya no la escribo más.



De Diario de duelo (Siglo XXI, 2009)
Traducción de Adolfo Castañón.










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