lunes, 5 de octubre de 2015

Dos poemas de Peter Semolic


FÍSICA CUÁNTICA

Por enésima vez trato de determinar mi posición.
En el espacio y en el tiempo. Pero aquí todo está confuso.
La brújula marca las horas y el cuco canta siempre
que cruzo el meridiano. Hace calor. Tengo frío.

AL moverme, estoy detenido. Al detenerme, me muevo.
Hablo de lugares que recorrí navegando.
Y de súbito me encuentro entre arrecifes de coral
que no había visto nunca, cortantes como una navaja.

El sol se pone con las estrellas. Las estrellas con la luna.
Aquí, la noche parece estar en asonancia con la nada.
¿Cómo puede ser, entonces, que yo aún exista?

A veces oigo mi voz desde la cubierta.
A veces desde la popa. No sé dónde estoy. No sé
adónde voy. No sé cuál será mi última palabra.


LES CASSEURS

Doris Lessing afirma que el fin empezará
en el suburbio. Los niños dejarán
de entusiasmarse por las motos y tomarán
las armas. En grupos armados se dirigirán
al centro urbano cruzando barricadas
de alambre de púas, caballos de Frisa, cadáveres
de policías, atravesando casas, tiendas, parques…
Vendrán armados hasta los dientes, de mirada
ebria y salvaje, con walkmans que ahogarán
los gritos de sus víctimas. Vendrán sedientos de centro
de anuncios resplandecientes y vitrinas radiantes,
restaurantes de cinco estrellas y manteles
limpios. Vendrán, desempleados, desplazados
a chalés húmedos que se desmoronan en las afueras,
vendrán a los panales de hormigón.
Vendrán para tomar lo que les pertenece,
para destruir lo que se les ha negado.


De Poesía eslovaca contemporánea (Ediciones Gog y Magog, 2006)

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