Los
muertos se acuerdan
de
nuestra indiferencia
los
muertos se acuerdan
de
nuestro silencio
los
muertos se acuerdan
de
nuestras palabras
Los
muertos ven nuestras bocas
sonriendo
de oreja a oreja
los
muertos ven nuestros
cuerpos
rozándose
los
muertos oyen
el
ruido de nuestras lenguas
Los
muertos leen nuestros libros
escuchan
nuestros discursos
pronunciados
hace tanto tiempo
los
muertos estudian los informes
toman
parte en las discusiones
ya
cerradas
los
muertos ven nuestras manos
listas
para aplaudir
Los
muertos ven los estadios
los
coros los conjuntos recitando
todos
los vivos son culpables
culpables
son los niños pequeños
que
entregaban ramilletes de flores
culpables
son los amantes
culpables
son
los
que huyeron son culpables
y
los que quedaron
los
que decían sí
los
que decían no
los
que no decían nada
Los
muertos cuentan a los vivos
los
muertos no nos rehabilitarán
De Inquietud (El Tucán de Virginia, 1993)
(Traducción de Jan Zych)
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