domingo, 27 de marzo de 2016

Cuatro poetas alemanes



LÜBARS

Sólo la nieve
da luz
a esta hora. El sol
toda una leyenda. Voy por
el camino hacia el horizonte,
la relumbrante carretera
sola. Conmigo
mi sombra. Fuerte. La iglesia
queda atrás. La pradera. Enmarcada
la escena en cristal. Los campos,
laterales, reflejan
lejanía: la aldea tiene su sueño:
el sueño tiene su pared: enfrente
se desangra el ojo.

(Ulrich Schacht)



ES EL VIENTO

Es el viento sobre los puentes, el humo y el frío.
Es la profundidad del agua, es el crepúsculo
que rasga el cielo y desaparece
hundiéndose en una noche glacial
en noviembre y en lluvia tiznada. Es la temprana
tarde del invierno, es el estar solo con ojos de fiebre
y huesos ligeros, son los bares y es
la embriaguez del coñac, el silencio y la gente de Babilonia,
es el aserrín en el suelo del bar, la escupidera
y la sangre en la escupidera, es la sangre en el aserrín
en el suelo del bar, es la llave americana,
es la risa de la gente de Babilonia,
es el dinero, es el hambre.
Son las ciudades junto a ríos aceitosos, es
el vuelo de los pájaros sobre los puentes, el humo, la noche de viento
y tormenta de invierno que descuartiza el cielo, es
un hambre de más y un refugio de menos, una vida
de más y una vida de menos, es el frío
el limbo tronante, un morir de más y un morir
de menos, son los muertos que recibió la memoria
por un tiempo, y son los muertos
que recibió el olvido para siempre. Es
el tiempo y el tiempo después y el júbilo al fin
la despedida larga, el sueño y la gran serenidad,
la ira sobre tanto y tan poco, y es su vida.

(Christoph Mekel)



NO SABEMOS QUIÉN ES USTED NI PARA QUIÉN ESTÁ TRABAJANDO

Así es dice Piwitt
ahora vamos de compras para que
tengamos algo que comer
luego cocinamos luego comemos
cuando hayamos comido
otra vez podemos
aguantar un rato
luego barremos la escalera
para que tengamos todo bien limpio
luego planchamos nuestros pantalones
para que tengamos los pantalones planchados
luego pensamos
qué tenemos que hacer
seguimos haciendo preparativos
o sea nos preparamos dice Piwitt
tomamos vitaminas respiramos aire del bosque
para que sigamos con buena salud y tal vez
lleguemos a ser más viejos aún
cuando hayamos preparado todo
lo necesario para la vida
nos sentamos en un rincón y nos morimos

(Nicolas Born)



EN VERANO

Poco poblado el país.
Pese a campos inmensos y máquinas
Yacen soñolientas las aldeas
En jardines de boj: y pocas veces
Una pedrada alcanza a los gatos.

En agosto caen estrellas.
En septiembre comienza la caza con cornetas.
Aún vuela la gansa gris, la cigüeña
se pasea por prados no envenenados. Ay, las nubes
como montañas vuelan sobre los bosques.

Si uno aquí no lee los diarios
el mundo está en orden.
En calderas de mermelada de ciruela
se refleja hermosa la propia cara y
rojo vivo brillan los campos.

(Sara Kirsch)


De El sueño tiene su pared. Nueva lírica alemana (El Tucán de Virginia, 1990)
Traducción de Elisabeth Siefer



viernes, 25 de marzo de 2016

Richard Exner - Después de Auschwitz


Para Wolfgang Weyrauch


1

¿Ya no hay poemas?
¿Entonces el apologético
Informe de gobierno
(el Libro Blanco – oh lenguaje,
¡Violada suavidad
de la nieve!),
la pesada novela
mentirosa o el
periódico tal vez?

Como una fosa común
el poema ahorra
espacio y tiempo.

Antes de Auschwitz,
después de Auschwitz
llovían disctaduras
y los ríos y
las ciudades
llevaban sangre.

Desde Auschwitz
ya no se puede matar
a la historia.
El trabajo siempre
hará libre
y los que de día asesinan
escuchan en la noche
a Mozart y a Bach.
Desde Auschwitz
–¡hay que quitarse el sombrero
ante este siglo!–
ya nada es
imposible.

Ni siquiera los poemas.


2

Animados
a dar rienda suelta
a su fantasía,
unos niños de Kampuchea
–cuyo asesino más reciente
decidió que allá sobraban
millones de
seres humanos–
dibujaron
cómo colgaban
disparaban y quemaban
a sus padres,
hermanos y extraños.

Y en ese momento
una niña preguntó
¿qué cosa es una muñeca?

Aún tiembla el aire
en las puertas azotadas
del jardín,
y la voz que ordenaba
el trabajo a Adán y a Eva
(fue una desgracia, creedme,
rutina y
consuelo del agotamiento)
aún sigue vibrando.


3

Hoy,
a un respiro
del tercer milenio
de la cruz,
el primer mundo y el segundo
indiscriminadamente
devoran
al tercero.

Radiante  
perecerá
lo que no esté muerto por hambre.
Antropófagos:
oh, cómo os protege
la palabra extranjera.

El apocalipsis
(Juan de Patmos,
El Bosco, los
pavorosos
fabulistas)
desde hace mucho
ya ha comenzado.

Vivimos,
antes de morirnos,
sus detalles.


4

Muy de madrugada
el sol,
las flores,
la tierra abierta.
Naturalmente
los mirlos cantan
también en el bosque
de Katyn.

Hay que quitarse el sombrero
ante nuestro siglo.
            Su progreso
            salta a la vista:
            tiros en la nuca y
            neurocirugía, todo
            lo lleva a cabo
con exactitud.
Nos extermina
como nos salva
combatiendo el cáncer
que ha sembrado.
Hay que quitarse la cabeza ante nuestro siglo.

Ven,
nuevo milenio post-Auschwitz
ven a Auschwitz

si no, todo fue
en vano.


5

El que sigamos amándonos
es un milagro.

Desde Auschwitz,

desde Auschwitz
me avergüenzo cuando
estoy en el abrazo.

Tu cuello pulsa
contra mis labios
como los pájaros grandes abaten su presa.

Nuestros cuerpos
sin aliento se
unen bruscamente y
yacen desnudos
trenzados
como si alguien
les hubiera dado
una ducha mortal.

Mientras yo
sienta tu piel,
no te desollarán
para forrar una lámpara.

De golpe nos despertamos
agradecidos.


 6

¡Despierta!
Matan a la gente mientras duerme
y al sur de nosotros
(los desaparecidos)
lo que uno ha besado
(los desaparecidos)
es torturado
instantes después.

Ven,
antes de que suene la hora
con cachiporras
antes de que
los que estamos desapareciendo
nos entreguemos.

A pesar de Auschwitz
no se puede matar a la historia.
Pero sí a nosotros,
a nosotros sí
y tan fácil.


7

¡Despierta!
tócame,
no esperes
a que los tiempos
cambien.
No cambian
jamás.

Hasta que Auschwitz
y todos los desaparecidos
hayan sido olvidados, recordados y
expiados
estaremos mudos.


8

Y sin embargo, hay poemas.

Con boca muerta hablados,
concebidos por tortura.

Sólo los hombres
desaparecen
sin huella.

A los poetas se les puede
matar a golpes. Nombres
son extinguidos.

Alguien, tal vez
la esperanza, graba a fuego
las letras
en su cerebro.

Blancas,
sin imprimir,
desde los archipiélagos
por encima de las fronteras
¡Fuera con ellas!

Y ahora
gritar, con gran voz
y de memoria
gritarlas:

La escritura
como tempestad,
como el humo de hombres

quemados.   


De El sueño tiene su pared. Nueva lírica alemana (El Tucán de Virginia, 1990)
Traducción de Elisabeth Siefer

miércoles, 2 de marzo de 2016

Charles Bernstein - El poema difícil


Todos nosotros de vez en cuando nos topamos con un poema difícil. Algunas veces es el poema de un amigo o de un familiar y algunas veces es el poema que nosotros mismos hemos escrito. Durante muchos años, el poema difícil ha creado desasosiego tanto en los poetas como en los lectores. Los expertos que estudian a los poemas difíciles frecuentemente han rastreado la prevalencia moderna de este problema hasta los días tempranos del siglo pasado, cuando un gran cantidad de dislocación social precipitó el brote de 1912, una de las más conocidas epidemias de poesía difícil.
     Pero mientras estos expertos han elaborado detalladas discusiones históricas acerca de los poemas difíciles y aunque hay una gran cantidad de especulación filosófica y teoría psicológica acerca de la poesía difícil, escasean las guías prácticas para manejar la poesía difícil. Lo que puedo hacer en este ensayo es explorar algunas de las maneras en que usted puede hacer más agradable su experiencia con el poema difícil mediante la exploración de algunas estrategias para hacer frente a dichos poemas.
     Puede que usted se esté preguntando, ¿cómo fue que yo me interese en estos tópicos? Permítaseme ser franco acerca de esta situación. Soy el autor de —y lector frecuente— de poemas difíciles. Debido a esto, poseo un fuerte deseo de ayudar a otros lectores y autores en relación con poemas duros–de–leer. Al compartir mi experiencia de más de treinta años de trabajo con poemas difíciles, creo que puedo ahorrarle tiempo y dolores de cabeza. Puede que incluso logre convencerle de que algunos de los más difíciles poemas con los que pueda toparse son capaces de proveer experiencias estéticas muy enriquecedoras, si sabe usted cómo acercárseles.
     Pero primero debemos hacer la pregunta: ¿está usted leyendo un poema difícil? ¿Cómo saberlo? He aquí cinco preguntas clave que pueden ayudarle a responder esta interrogante:

1. ¿Le cuesta trabajo apreciar este poema?
2. ¿El vocabulario y sintaxis del poema le resulta duro de roer?
3. ¿Este poema le está haciendo sudar?
4. ¿Acaso el poema le hace sentir inadecuado o estúpido como lector?
5. ¿Este poema está afectando su imaginación?

Si ha respondido afirmativamente cualquiera de estas preguntas, probablemente esté tratando con un poema difícil. Pero si todavía no está seguro busque la presencia de alguno de estos síntomas: actividad sintáctica, gramatical o intelectual alta; intensidad lingüística elevada; irregularidades textuales; retiro inicial (el poema no está inmediatamente disponible); escasa adaptabilidad (el poema no se presta a ser usado en cartas amorosas, conmemoraciones, etc.); sobrecarga sensorial; ánimo negativo.
   Muchos lectores, cuando se enfrentan por vez primera con un poema difícil se preguntan a sí mismos: “¿por qué yo?”. La primera reacción que frecuentemente tienen es pensar que es un problema inusual que otros lectores no han enfrentado. Así que el primer paso para manejar el poema difícil es reconocer que se trata de un problema común que muchos otros lectores confrontan cotidianamente. ¡Usted no está solo!
    La segunda reacción de muchos lectores de poemas–difíciles es la autoflagelación. Se preguntan: “¿qué estoy haciendo que causa que este poema sea tan difícil?”. Así que el segundo paso para enfrentar al poema difícil es entender que no eres responsable por la dificultad y que hay métodos efectivos para responder al poema difícil sin caer en la frustración o el enojo. Los escritores de poemas difíciles encaran las mismas interrogantes que los lectores, pero para ellos estas dudas pueden ser motivo de mayor agitación. Frecuentemente un poeta se preguntara a sí mismo, si es varón, o a sí misma, si es mujer (los individuos transgénero también se hallan con las mismas incertidumbres): “¿por qué mi poema se hizo así? ¿Por qué mi poema no es completamente accesible como los poemas de Billy Collins, que nunca tienen problemas para ser comprendidos?” Tal como los lectores de poemas difíciles, estos escritores de poemas difíciles se deben reconciliar con el hecho de que sufren un problema común, compartido por otros autores. Y deben reconciliarse con el hecho que no es culpa suya que sus poemas sean más difíciles de entender que los de Billy Collins, pues algunos poemas simplemente así son, así resultan.
  Los poemas difíciles son normales. No son incoherentes, absurdos u hostiles. Los lectores bienintencionados pueden sugerir que “algo anda mal” con el poema. Así que adquiramos una nueva perspectiva. “Difícil” es muy diferente de anormal. En el clima de hoy en día, con un número cada vez mayor de poemas etiquetados como “difíciles”, es importante mantener esta distinción en mente.
   Los poemas difíciles son así debido a su confección innata. Esa confección es su estilo construido. No son así a causa de algo que usted como lector le haya hecho. No es su culpa.
    Los poemas difíciles son duros de leer. Obviamente usted ya sabe esto, pero si lo tiene en cuenta, entonces usted será capaz de recuperar su autoridad como lector. ¡No permita que el poema difícil lo intimide! Frecuentemente el poema difícil lo provocará, pero esta puede ser su manera de pedir atención.
Algunas veces, si usted le da su atención completa al poema, su conducta provocativa cesará.
     Los poemas difíciles no son populares. Esto es algo que todo poeta o escritor de poemas difíciles debe encarar. No hay vuelta de hoja. Pero no porque un poema no sea popular no quiere decir que carezca de valor. Los poemas impopulares pueden tener lecturas significativas y, sobre todo, no siempre serán impopulares. Pero incluso si el poema nunca se vuelve popular, puede que siga siendo especial para usted, el lector. Quizá la impopularidad del poema puede que haga que usted y el poema difícil se acerquen. Después de todo, su propia habilidad de tener una relación íntima con el poema no es afectada por la popularidad del poema.
     Una vez que has superado el juego de culpabilizaciones —culparse a sí mismo como lector por la dificultad o culpar al poema— se puede enfocar en la relación. La dificultad que está teniendo con el poema podría estar sugiriendo que hay un problema no con el lector o con el poema sino con la relación entre usted y el poema. Enfrentar estos problemas que surgen en la relación puede ser una valiosa experiencia de aprendizaje. ¡Suavizar las dificultades no es la solución! Aprender a experimentar una lectura de un poema frecuentemente será más satisfactorio que meter las dificultades debajo de la alfombra, sólo para que el polvo acumulado te salte a la cara cuando finalmente llega la hora de limpiar el piso.
    Los lectores de poemas difíciles también necesitan tener en cuenta la tendencia a idealizar el poema accesible. Manténgase en mente que un poema puede ser fácil porque no está diciendo nada. Y aunque puede que esto resulte en una lectura sin perturbaciones en un inicio, puede que enmascare problemas que más tarde aparecerán. No hay poema libre de dificultades. Algunas veces trabajar las dificultades del poema es lo mejor que puede hacer para tener una experiencia estética de largo plazo y que así se abra la posibilidad de muchos encuentros futuros con el poema.
   Tengo la esperanza de que esta aproximación con el poema difícil aliviará la frustración que muchos lectores tienen cuando son desafiados por este tipo de experiencia estética. Leer poemas, como otras experiencias en la vida, no siempre es tan fácil como parece desde el exterior, como cuando vemos a otros lectores felizmente dando la vuelta a las páginas de colecciones de sus versos más amados. Muchas veces este retrato de gloria lectora no es la historia completa; incluso esos lectores ahora sonrientes puede que hayan atravesado experiencias difíciles cuando los conocieron por vez primera. Como mi madre suele decir, no se puede hacer huevos con tocino sin mandar a un cerdo al matadero.


Traducción de Heriberto Yépez.