LA HISTORIA
Es la historia de siempre:
quejarse de la luna
que se hunde en el océano, de
las estrellas que se apagan
con la primera luz, del
césped húmedo
de rocío, del césped que se
tiñe de plata, del frío césped.
Sigue y sigue: un hombre mira
fijo
su sombra y dice que es él
mismo hecho ceniza
que se desprende y cae, y
dice que en verdad
sus días son los agujeros
negros que hay en el espacio.
Pero no es cierto nada de
esto.
Vos sabés de cuál hablo: es
la de los minutos que agonizan,
las horas y los años; es la
historia que cuento sobre mí,
sobre vos, sobre todos los
demás.
LLEGAR A ESTO
Hicimos lo que se nos dio la
gana.
Nos libramos de sueños,
prefiriendo la industria
pesada de cada uno, y le
abrimos las puertas al dolor
y al hábito imposible de
quebrar lo bautizamos “ruina”.
Ahora estamos acá.
Está lista la cena y no
podemos comer.
La carne está apoyada sobre
ese lago blanco que es el plato.
El vino espera.
Llegar a esto
tiene sus recompensas: nada
se nos promete y nada se nos quita.
Y no tenemos corazón ni nada
que nos salve,
ningún lugar adonde ir, ni
tampoco razón para quedarnos.
QUE LAS COSAS MANTENGAN SU
ENTEREZA
En un campo,
yo soy la ausencia
de ese campo.
Eso se cumple siempre:
donde quiera que esté
soy lo que falta.
A mi paso,
el aire se separa
y siempre vuelve a unirse
llenando los espacios
donde estuvo mi cuerpo.
Todos tienen razones
para moverse,
yo me muevo para
que las cosas mantengan su
entereza.
De Me va a encantar el siglo XXI (Gog y Magog, 2011)
Traducción de Ezequiel Zaidenwerg
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