Tenemos una casa. Hay un techo y hay ventanas. Creo que son cuadrados. Puedes ver a través de ellos, eso es seguro. Hay una puerta para entrar y salir de la casa. Funcione en ambos sentidos. ¡Y un piso!
Salimos de la casa en un auto. El auto tenía ruedas, eran
cuatro. Y había una puerta para entrar y salir del auto. En realidad había
cuatro puertas, también éramos cuatro, así que cada uno tenía su propia puerta.
Adentro solo había espacio para sentarse, y una correa que cruzaba tu cuerpo en
caso de que hubiera un accidente.
Un accidente es cuando sucede algo que se supone que no debe
suceder y no quieres que suceda, pero sucede de todos modos. Ese día no tuvimos
ningún accidente. En cambio, fuimos a un restaurante.
El auto se quedó afuera del restaurante y nosotros nos
quedamos adentro. Un restaurante es un lugar que cocina para ti. Les das dinero
para que cocinen. O para comer, no estoy segura.
Probablemente ya lo sepas, pero comer es cuando la comida entra
en tu cuerpo. Luego sale por otra puerta de otra manera. (Cuando dije que el
auto tenía cuatro puertas se me olvidó la quinta, la puertita por donde entra
la gasolina).
Así que los cuatro estábamos en el restaurante. Parte de la
comida era buena y parte de la comida era mala, pero cuesta lo mismo. Mientras
comes tienes una conversación. Una conversación es hablar entre personas. Una
persona dijo: “Estoy cansada del calor”, y otra dijo: “Yo también”. Yo dije: “A
mí me gusta”. El último de nosotros dijo: “¿Podríamos hablar de algo más que
del clima?”. Pensé que era algo interesante de decir.
Un pensamiento es hablar en silencio contigo mismo dentro de
tu cabeza. Pero sin embargo lo puedes escuchar. Esta es la principal
diferencia.
Después de comer y conversar, uno de nosotros dio dinero
para estas cosas. Simplemente lo entregas y por un momento lo puedes ver, se
está moviendo de una mano a otra mano y lo puedes ver, es papel. Pero no suele
mostrarse, la mayor parte del tiempo mantienes tu dinero fuera de la vista.
Casi nunca está en el aire. No es como un collar o algo así. Pero de tanto en
tanto lo sacas y regalas un poco. Nunca regalas tu collar. Sin embargo, un
collar es signo de dinero. Simplemente es. Exhibes el signo de que tienes cosas
escondidas. Va y viene, como una conversación.
Dos de nosotras llevábamos collares y dos no. Ese es un
hecho que agregué más tarde, para que lo supieras.
Salimos del restaurante por la puerta. Ahí estaba el auto.
En el auto no conversamos. Dejamos el auto cuando estaba frente a la casa.
Dentro de la casa hubo un accidente. Los accidentes pasan
tan rápido que en realidad nunca los ves, así que nadie puede hablar de ellos.
Después del accidente hubo otra conversación. Fue más larga que la conversación
que tuvimos en el restaurante, a pesar de que éramos cuatro en el restaurante y
ahora solo éramos tres.
Entonces llegó la hora de acostarse. Una cama es el lugar
donde duermes. Si tienes un collar, te lo quitas. Tanto tú como el collar pasan
de una posición vertical a una posición horizontal. Pero no juntos.
Cierras los ojos, que estuvieron abiertos todo el día.
Cierras la boca, que estuvo abierta todo el día. Tienes todo el día para ti mismo.
Entonces empiezas a ver cosas dentro de tu cabeza que no pusiste ahí. Afuera de
tu cabeza está oscuro y no puedes ver mucho, pero puedes ver las cosas
“puestas” dentro de tu cabeza. Cuando eso pasa, sabes que estás dormido. Puede
que no lo sepas, pero lo estás.
Estás dormido. El día se terminó. Ya no lo puedes describir.
Así es la vida. Se acabó.
De Mi propiedad privada (Zindo & Gafuri, 2023) Traducción de Patricio Grinberg
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