EL HOMBRE DEL BASURERO
Su aspecto era como el que imagino tendría Bartleby
el día en que renunció a su trabajo para mirar la pared desnuda frente a la
ventana de la oficina.
Siempre
hay hombres así en las ciudades. Vagabundos solitarios con gabardinas pasadas
de moda hace mucho, sentados en los restaurantes modestos y en las cafeterías
de calles laterales comiendo un pedazo de pastel blando. Son mortalmente
pálidos, de ojos cansados, con las solapas llenas de migajas. Alguna vez fueron
otra cosa; pero ahora trabajan como mensajeros. Suben diez pisos por las
escaleras eléctricas si los levadores no funcionan, con sobres amarillos bajo
el brazo. Aun en el verano meten las manos en los bolsillos. Y Cornell podría
ser cualquiera de ellos.
Era descendiente de una vieja familia holandesa de
Nueva York, venida a menos tras la muerte prematura del padre. Vivía con su
madre y su hermano inválido, en una casita prefabricada en Utopia Parkway, en
Queens; y vagaba por Manhattan de manera, al parecer, despreocupada. Devoto de Christian Science, era un recluso y un
excéntrico admirador de los escritos de los románticos franceses y de los
poetas simbolistas. Su gran héroe fue Gérard de Nerval, famoso porque caminaba
por las calles de París con una langosta viva amarrada a una correa.
DONDE EL AZAR Y LA NECESIDAD COINCIDEN
En algún lugar de la ciudad de Nueva York hay tres o
cuatro objetos aún desconocidos que embonan uno con otro. Cuando estén juntos
serán una obra de arte. Tal es la premisa de Cornell, su metafísica y su
religión; la deseo entender.
Sale de su
casa e Utopia Parkway sin saber qué busca ni qué encontrará. Hoy, podría
tratarse de algo tan común e interesante como un viejo dedal. Tal vez pasen
años antes de que encuentre compañía. Mientras, Cornell camina y busca. La
ciudad tiene un número infinito de objetos interesantes en un número infinito
de lugares inusitados.
TERRA INCÓGNITA
América está aún por descubrirse. Sus vagabundos y
poetas son parecidos a los antiguos navegantes cuando emprendían viajes de
exploración. Hasta en sus ciudades hay espacios que los cartógrafos dejaron en
blanco.
Esta tarde
se trata de un cine donde, por alguna razón, pasan dos películas de horror en
blanco y negro. En ellas siempre anochece. Alguien está completamente solo en
un lugar donde no debería estarlo. Si hay alguna casa debe ser la única, ni una
más alrededor. Si hay algún camino debe estar desierto. Los árboles son
desnudos o, si tienen hojas, se agitan tenebrosamente. El cielo tiene todavía
un poco de luz grisácea. Es esa luz donde aun las propias manos parecen ajenas,
de algún extraño.
Al salir
de nuevo a la calle, el hombre de traje blanco que dobla la esquina podría ser
el fantasma del difunto poeta Frank O’Hara.
LA VERDAD DE LA POESÍA
Un juguete es una trampa para soñadores. Un verdadero
juguete es un objeto poético.
Hay una
escultura temprana de Giacometti llamada Palacio a las 4 A.M. (1932). No consta
sino de unos cuantos palitos acomodados sobre un andamiaje limpio; el título la
vuelve más fantasmagórica e inolvidable. Giacometti decía que era la casa
soñada, para él y la mujer que amaba.
Un niño
conoce tales sueños. Sueños donde los objetos se renombran y a los cuales se
inviste de vidas imaginarias. Un guijarro se convierte en ser humano. Dos
palitos apoyados uno contra otro forman una casa. En ese mundo se juega a ser
otro.
Eso es lo
que busca Cornell, también. Cómo construir un vehículo para el ensueño, un
objeto que enriquezca la imaginación del espectador y lo acompañe siempre.
NUESTRO ANGELICAL ANCESTRO
Rimbaud debió haber viajado a Estados Unidos y no a Lago
Chad. Tendría cien años y exploraría las
tiendas de descuento. ¿No dijo acaso que le gustaban las pinturas estúpidas,
los letreros, los grabados populares, los libros eróticos con faltas de ortografía,
las novelas de las abuelas.
Arthur,
pobre chico, habrías caminado a lo largo de la Calle 14 y escrito muchas más “Illuminations”.
Poesía:
tres zapatos distintos a la entrada de un callejón oscuro.
CAJA DE CERILLOS CON MOSCA ADENTRO
Caja de sombras
caja de música
caja de píldoras
caja con rompecabezas dentro
caja con pequeños cajoncitos,
caja de navegación
caja de alhajas
caja de marinero
caja de mariposas
caja llena de recuerdos de un viaje por el mar
prisión mágica
caja vacía
Traducción de Elisa Ramírez Castañeda
No hay comentarios:
Publicar un comentario