¿Qué es la
poesía? En un diccionario que he cargado durante casi tanto tiempo como el que
llevo escribiendo (The Pocket Oxford
Dictionary of Current English, de Fowler and Fowler, en una “Versión nueva
y aumentada, revisada por George Van Santvoord”, 1935) se dice para mi horror: “expresión
elevada de un pensamiento o sentimiento elevado, esp. en forma métrica…” Si voy
a un diccionario más reciente The
American Heritage Dictionary of the English Language, 1969, se me dice que la poesía es “el arte o el trabajo de un
poeta”, lo que equivale a darse por vencido. Así es que, todos estos años, la
gente ha gritado que no estábamos escribiendo verdadera poesía, y resulta que nadie, ni uno sólo de todo ese
montón, sabía, para empezar, lo que era la poesía. ¡No me extraña que hayan
insistido en esas formas! No sabrían
que alguien es una mujer si no tuviera puesto un vestido.
Así que ahora inventaré la poesía, como
siempre lo he hecho: una palabra después de otra, convirtiéndose en algo, como
sonidos, digamos, como golpes, tum tum. Todo muy conocido. Pero, cada vez que
tomo el autobús, veo realmente algo nuevo. ¿Unos ojos, posiblemente?
Ciertamente un mundo que da vueltas. El verso da vueltas, y alterna al dar
vueltas –que en mi libro se llaman versos, entendidos como cambios, no como
estancias, fijas, determinadas. Avante
entonces, múltiples hombres, también las mujeres irán con ustedes –¡buuh!
Que es un poema porque yo lo digo, porque rima.
Ése fue un requisito primordial durante años y años. Pero un requisito muy
hermoso cuando esa rima, cuando esa congruencia de sonidos que ocurre en el
tiempo con la suficiente cercanía como para resonar, hacer eco, y recordar,
cuando eso nos mueve al placer y la
intensidad, y se siente la cualidad física del movimiento de las palabras con
una gracia que no distorsiona nada. Decir cosas –y decirlas con una
articulación que imprima un carácter físico a las palabras que se han
convertido–, esa es la maravilla.
También es una maravilla cuando los ritmos que
las palabras pueden encarnar mueven a un eco y a una congruencia semejantes. Es
un lugar, en suma, al que uno llega,
donde las palabras bailan, en verdad, informándose unas a otras, captando la
atención, provocando participar.
Fragmento de "¿Es un verdadero poema o nada más se lo inventó?"
De Lo creativo y otros ensayos (Universidad Iberoamericana, 1998).
Traducción de Patricia Gola.
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