PAISAJE
CAMBIANTE
Uno tiene
que saber irse
y sin
embargo, ser igual que un árbol:
como si se
quedasen las raíces en el suelo,
como si se
moviese el paisaje
y nosotros
nos quedásemos parados.
Aguantar la
respiración
hasta que
cese el viento
y el aire
ajeno comience a rodearnos,
hasta que
el juego de luz y sombra,
de azul y
verde,
muestre los
viejos patrones
y estemos
como en casa
donde sea,
y podamos
sentarnos y recostarnos
como si
fuera la tumba
de nuestra
madre.
CASA SIN
VENTANAS
El dolor
nos encierra en un ataúd,
en una casa
sin ventanas.
La
primavera deja ver las flores
límpidas y
más claras
sus
aristas.
Mi noche,
una apuesta,
un dado de
silencio.
El consuelo
quiere entrar
y no halla puertas,
ni ventanas.
Enfurecido
amontona la leña
quiere
forzar un milagro y
enciende
la casa del
dolor.
COLONIA
La ciudad
hundida
para mí
sola
hundida.
Nado
en las
calles.
Otros caminan.
Las viejas
casas
tienen grandes
puertas nuevas
de vidrio.
Los muertos
y yo
nadamos
a través de
las puertas nuevas
de nuestras
viejas casas.
De Canciones para dar aliento (Llantén, 2018)
Traducción de Geraldine Gutiérrez Wienken
¡Una chulada!
ResponderEliminarHilde, poeta profunda, palabra conmobedora.
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