jueves, 16 de junio de 2016

T. S. Eliot - Fragmentos sobre la poesía y los poetas



Quienes nos hablan de lo que debería hacer la poesía, especialmente si son poetas, habitualmente tienen presente la clase de poesía que a ellos les gustaría escribir.



Creo que el interés de los escritos críticos de los poetas, de los cuales ha habido ejemplos notables, se debe en gran parte al hecho de que el poeta, en el fondo, aunque no sea ese su propósito ostensible, trata siempre de defender la poesía que él hace, o de exponer qué tipo de poesía quiere escribir. En especial si es joven, y si está activamente entregado a luchar por el tipo de poesía que él practica, ve la poesía del pasado en relación con la propia, y tal vez resulte exagerado en su gratitud a los poetas muertos de quienes ha aprendido o en su indiferencia por aquellos cuya meta le ha sido ajena. No es tanto un juez cuanto un abogado.



Podríamos afirmar que el poeta como poeta sólo indirectamente tiene una obligación frente a su pueblo; su obligación directa es con su lengua: conservarla primero, y ampliarla y perfeccionarla en segundo término.



Es claro que si no tenemos una literatura viva, iremos alejándonos cada vez más de la literatura del pasado; si no conservamos una continuidad, nuestra literatura del pasado se hará más y más remota hasta que llegue a sernos tan ajena como la literatura de un pueblo extranjero.



No creo que la tarea del poeta sea siempre y sobre todo revolucionar el lenguaje. No sería conveniente, aun en caso de que fuera posible, vivir en estado de revolución permanente: el anhelo de novedades continuas de lenguaje y de métrica es tan poco saludable como al apego al lenguaje de nuestros antepasados. Hay épocas de exploración y épocas de explotación del terreno ganado.   


Hay que quebrar y rehacer las formas: pero creo que cada lengua, mientras siga siendo esa lengua, impone sus leyes y restricciones y admite sus propias licencias, establece sus propios ritmos y pautas sonoras. Y la lengua cambia constantemente: el poeta debe aceptar y aprovechar sus cambios de vocabulario, de sintaxis, de pronunciación y de entonación –a la larga, hasta su menoscabo.



Yo no confiaría en el gusto de nadie que no leyera jamás poesía contemporánea, y desde luego que no confiaría en el de nadie que no leyera nada más que eso.



De "Función social de la poesía", "La música de la poesía" y "¿Qué es poesía menor?".
En Sobre la poesía y los poetas (Sur, 1959)
Traducción de María Raquel Bengolea




lunes, 13 de junio de 2016

Cuatro poemas de Alojz Ihan



TORNADO

La calle estaba vacía y los tablones obturaban las ventanas,
todos estaban en casa esperando el tornado,
reunidos alrededor de la televisión que mostraba
cómo iba acercándose a la ciudad una panza
enorme, giratoria, agarrándose como un borracho despistado
a los árboles, a las casas, y arrojándolos luego decepcionado
al aire como setas incomestibles. Entró en la ciudad tumultuoso
como en una gran droguería, en los televisores cencerreaban
los escaparates que tocaba y quebraba con jovialidad
como burbujas, después apareció una imagen desde el satélite,
y todo el mundo pudo ver bien cómo las calles pulidas se deslizaban
suavemente, como espaguetis, hasta las fauces del torbellino, los aborígenes
conocían todas las calles y murmuraban sus nombres entre dientes,
los forasteros lo pudieron hacer sólo cuando el torbellino captó
los entornos cercanos, después apagaron las pantallas
justo antes de que la gente llegara a ver
deslizarse su propia calle, justo antes de que llegara a discernir,
como en un espejo mágico,
su rostro y sus ojos, su temible profundidad
que podía hundirse en cualquier momento como la engañosa membrana
de la vejiga del embarazo, justo antes de recibir su última, sencilla noticia
antes de la conclusión, como siempre le sucede a la gente:
la oración nocturna desciende a susurro, después continúan
los ángeles, a los que ninguno de los dormidos ya es capaz de diferenciar
de los sueños.



EL RITMO DEL MUNDO

Esto siempre me parecía el truco máximo:
lanzas el planeta como una peonza alrededor del sol,
y, en el último momento, en un sitio son las seis de la mañana,
en otro mediodía y en otro las seis de la tarde,
y sin cesar, cada segundo, la gente muere
y nace,
se mata, ama, acecha en una emboscada, navega a vela,
corta las flores primaverales, toma el sol en la playa,
viola, observa el Atlántico desde el avión,
y cada una de las imágenes va deslizándose desde el mundo
como el orificio de la máquina de picar carne y no dejas
que ninguna de ellas se detenga ni siquiera un momento,
que se interrumpa, se calme, y que empiece con talento
una historia nueva, con la que sueña el filósofo borracho
cuando termina la conferencia y empieza a llorar en el bar
porque el mundo ha sido creado sin ritmo.



ATAQUE

El 27 de junio supe por televisión que nos
habían atacado los tanques. Fui al supermercado a comprar
treinta filetes de pavo y quince litros de leche.
En la caja había cola, en ella estábamos todos callados
escuchando las instrucciones de la radio
en caso de ataque aéreo.
Después oímos un estruendo que venía de arriba y de golpe
temblaron nuestros labios y nos miramos a los ojos
como los enamorados en un andén, y a muchos
les vinieron lágrimas a los ojos. Saqué el pañuelo y
enjugué las lágrimas de una mujer
que estaba detrás de mí en la cola. “Gracias”, dijo
y se apoyó en mi hombro, así que pude sentir hasta los huesos
el horror que sacudía su bella figura. Después los aviones
callaron, la caja empezó a sonar otra vez,
nosotros sacábamos el dinero del bolso y al pagar
dejábamos nerviosos el cambio
en el mostrador, y salíamos corriendo, como si algo nos diese una profunda
vergüenza.



PEKÍN

Casi nadie lo recuerda ya,
incluso yo mismo me topé con un periódico
de hace tres meses y leí: “Pekín. El ejército mata a
3000 estudiantes”,  y me extrañé de lo rápido que se desvanece todo,
si bien al principio todos nos quedamos horrorizados
pero luego nos dijimos: pero si todos tenemos neveras
y congeladores, los aviones nos llevan a todos hacia el cielo,
el tren eléctrico nos espera en la estación, no puede ser que alguien
mate a los propietarios de las neveras
ni de los hornos de microondas,
y además allí todo aquello no habrá sido
más que un malentendido
y los soldados en cualquier momento se disculparán aturdidos,
mientras que los estudiantes alisarán sus arrugadas ropas,
montarán en sus bicicletas y se irán
a las cantinas a cenar. 


De Ritmo (Hiperión, 2000)
Traducción de Marjeta Drobnič y Francisco Javier Uriz

domingo, 12 de junio de 2016

Theodore Roethke - Franquead el paso, oh portones



1

Créanme, cartílagos en nudo, sangro como un árbol;
sólo sueño en tablones;
podría amar a un pato.

¡Tanta música en una piel!
Un pájaro canta en la zarza de tus huesos.
Empenachada, se derrama el agua.
Tráiganme un dedo. Este cieno solitario añora la hierba.
¿Bailan las ratas? Los gatos danzan.
Y tú, gato en pos de leche abundante y extensos peces,
una luna se soltó desde el ojo de un ciervo,
me duplicó amablemente en el verdor de mi sueño,
en lo verde.


2

Madre en azul y las numerosas mutaciones del heno,
esta cola odia al sendero plano.
He dejado afuera mi nariz;
podría derretir una roca,
¿así sucede con las aves largas?
¿Puedo ver también yo, ojo amado?
En un parpadeo más allá del mundo.
Bajo la lenta lluvia, ¿quién teme?
Somos rey y reina del territorio correcto.
Por ti arriesgo el invierno.

Tú, árbol que empieza a saber,
tú, murmullo de riñones,
¡Soldaremos el instante!–
con jotas y señales y cenizas en el suelo:
el mar estará allí, las enormes sombras aplastadas,
acaso barrenándose a sí mismas;
las ranas más estridentes;
y el fantasma de algún gran aullido
muerto emparedado.

En el mediodía a plomo de los muslos
en la primavera de las piedras,
nos dilataremos con los enormes mástiles.
Nos ocuparemos de los avatares de lo que debería ser
mirando hacia lo que somos.


3

Tú, chicuela con corazón de bestia,
¡vuélveme pájaro u oso!
He jugado con peces
entre los inarrugables helechos
en la estela de un buque de viento;
pero ahora el instante envejece,
y mi pensamiento busca otro cuerpo.
Estoy triste con los empequeñecidos búhos.


4

Toca y remueve. Chupa y solloza. Maldice y deplora.
Es un arañazo frío en un sitio deshonroso.
El cuervo muerto se seca sobre una estaca.
Formas en la penumbra
vigilan.

La boca implora. La mano toma.
Estas alas proceden del nido equivocado.
Quien permanece en el hoyo
nunca se derrama.

Escucho el golpeteo de un vientre antiguo.
El frío sabe cuándo llegar.
Lo que palpita en mí
aún se soporta.

La corriente profunda rememora:
alguna vez fui un estanque.
Lo que se aleja fluyendo
suministra.


  
De ¡Alabad hasta el fin! (UAM, 1988)
Traducción de Jorge Ayala Blanco

sábado, 28 de mayo de 2016

Cuatro poemas de Rose Ausländer



CUANDO EL INVIERNO

Las flores dejan de
decir SÍ
cuando el invierno
obstruye
su boca con nieve

Helado NO



DÓNDE ESTABAN

Dónde
estaban las tierras amigas
cuando nos hundimos
en la noche pantanosa

dónde estaban
los ruidosamente silenciosos
hombres




TRANSNISTRIA 1941

Sábanas de hielo sobre los campos de Transnistria
donde el blanco segador
hombres siega

Ningún humo ningún soplo
respiró
ningún fuego
entibió los cadáveres

En el campo de nieve durmió el cereal
durmió el tiempo
en sienes

La lengua de la balanza del cielo
un reluciente carámbano
a 30 grados Celsius bajo cero





AÚN QUEDA

Aún así magnífico
polvo de la carne

Este alumbramiento
en seno de pestañas

Labios
aún queda
mucho por decir 



De Aún queda mucho por decir (Sexto Piso, 2016)
Traducción de Nuria Manzur Bernabéu

martes, 17 de mayo de 2016

Michel Butor - Fragmentos de La utilidad poética



Si queremos entender para qué sirve la poesía, podemos apoyarnos en otra pregunta: ¿para qué sirve hacer música? ¿Por qué cantamos?



También la ciencia puede ser considerada un género literario. La ciencia no sólo se hace en el laboratorio, sino también con lenguaje.



A menudo, el texto científico antiguo y caduco lo percibimos como poesía. Desde el momento en que una descripción antigua no tiene más valor científico, reviste un valor de ensoñación, de imaginación.



La poesía intenta poner orden en los conflictos entre antiguos pensamientos religiosos y nuevos pensamientos científicos.



La poesía es crítica permanente del lenguaje monetario.



Sólo una poesía sensible a lo económico puede destruir el lenguaje económico tal y como se encuentra hoy en día.



Se trata, para el poeta, no de tomar posiciones políticas azarosas sobre tal o cual candente problema, sino de transformar la lengua misma.



Una nueva lengua es necesaria para una nueva política.



La tarea del poeta es demostrar las insuficiencias de todo programa político actual.



Estamos en el principio de algo. Ciertamente lo que llamamos democracia no es satisfactorio. Lo que había antes lo era aún menos. Por ello, necesitamos ahondar en el lenguaje para descubrir lo que queremos realmente. Se supone que los instrumentos políticos actuales están hechos para que conozcamos nuestra voluntad. Por ello las encuestas de opinión; sin embargo, los resultados obtenidos nos parecen totalmente desfasados. Se nos pide votar. Pero somos incapaces de manifestar nuestra voluntad dentro de este lenguaje. Las preguntas están mal planteadas.



Hoy resulta imposible considerar una lengua dentro de su torre de marfil. Las lenguas son ventanas abiertas unas a otras. Es vano intentar cerrarlas. Al contrario, hay que abrirlas lo más que se pueda y lograr absorciones recíprocas.



De La utilidad poética (Auieo ediciones, 2012)
Traducción de Stéphanie Robert Le Fur

W. H. Auden - Canción primera


Pongamos que en estas calles hay diez millones de almas,
Unos viven en  mansiones, otros viven en gateras:
Pero nosotros en dónde, querida, nosotros en dónde.

Cuando la tierra era nuestra qué hermosa nos parecía,
Mira ahora en los mapas y allí podrás encontrarla:
No podemos regresar, querida, no podemos regresar.

Entre las tumbas del pueblo crece un tejo venerable
Que al llegar la primavera reverdece nuevamente:
Pero no los pasaportes, querida, pero no los pasaportes.

El cónsul puso la mano sobre la mesa y nos dijo:
“Si no tienen pasaporte es como si hubieran muerto”:
Pero aún estamos vivos, querida, pero aún estamos vivos.

Fui a una oficina de ayuda, me invitaron a sentarme;
Me pidieron cortésmente que volviera al mes siguiente:
¿Pero adónde iremos hoy, querida? ¿Pero adónde iremos hoy?

Fui a una asamblea local; un hombre se puso a hablar:
“Si dejamos que se instalen, nos robarán lo que es nuestro”:
Hablaba de ti y de mí, querida, hablaba de ti y de mí.

Me pareció que escuchaba una tormenta acercarse;
Era Hitler en Europa, tronando: “Deben morir”;
Estábamos en sus planes, querida, estábamos en sus planes.

Vi un perrito con abrigo y en su abrigo un imperdible,
Vi una puerta que se abría y un gato volviendo a casa:
Si hubieran sido judíos, querida, si hubieran sido judíos…

Bajé caminando al puerto y me detuve en el muelle,
Vi deslizarse a los peces como si estuvieran libres:
Estaban sólo a unos pasos, querida, estaban sólo a unos pasos.

Salí al bosque a pasear, vi pájaros en los árboles;
No tenían gobernantes y su canto era apacible:
Pero no eran la especie humana, querida, no eran la especie humana.

Soñé con un rascacielos que llegaba a los mil pisos,
Soñé con un rascacielos con mil puertas y ventanas;
Y ninguna era la nuestra, querida, ninguna era la nuestra.

Llegué a una vasta llanura donde caía la nieve;
Diez mil soldados marchaban en fila de un lado a otro:
Buscándonos a nosotros, querida, buscándonos a nosotros.


Marzo 1939

De Los señores del límite (Galaxia Gutenberg, 2007)
Traducción de Jordi Doce

viernes, 6 de mayo de 2016

Jacques Roubaud - Fragmentos



—No hay poesía en sitio alguno que no sea un objeto de lengua.
No hay poesía en la puesta de sol; no hay poesía en la prosa, ni en la filosofía, ni en las finanzas, ni en la canción, etcétera.
La poesía no existe más que en los poemas; y en los conjuntos, concatenaciones, y construcciones de poemas.





—La poesía es autobiografía de todo el mundo.
La poesía es autobiografía de nadie.





—La poesía es amor a la lengua.





Los poemas son los epitafios de las lenguas muertas





La lengua no es un instrumento imperfecto para la poesía, en cuanto que lo dice todo, en cuanto que puede decirlo todo.





La poesía, en cuanto que es memoria de la lengua, es precursora del futuro de la lengua.





La poesía no es un algo vago, indiferenciado, un molde ectoplásmico y sentimental. Decir que la poesía está en todas partes, es tanto como decir que no está en parte alguna.





Toda actitud vanguardista está abocada al fracaso si no va acompañada de una caracterización formal.





La poesía ignora el principio de no contradicción
La poesía no piensa
La poesía no dice nada
La poesía no es parafraseable
La poesía dice lo que dice diciéndolo, y no dice lo que dice sino diciéndolo





De Poesía, etcétera: puesta a punto (Hiperión, 1998)
Traducción de José Luis del Castillo Jiménez