miércoles, 11 de diciembre de 2019

Tres poemas de Ezequiel Alemian



TRECE LEYENDAS ÁRABES

Antar, muerto sobre su caballo, protege la llegada de sus ancestros.

Un oso flota en su propia sangre.
Un ave de rapiña picotea los testículos de un ciervo.
Una nena desnuda ensaya un paso de baile sobre la mesa en la que acaban de comer sus familiares.
Un hombre duerme en la terraza, al lado de una cámara de filmación.

Hablan a los gritos, de un lado al otro de la calle.
Lo único que hizo fue pedir una habitación al conserje.
El miedo invade los valles, decanta a través de las napas y es dado de beber a los chicos más pobres.
Es sensible, capaz de torcer el cuello como señal de buena voluntad, como haría un ganso.
Es una ciudad muy húmeda, donde la gente pone la pava en el fuego hasta que toda el agua se haya evaporado.

Miga de pan embebida en salsa de tomate no ha logrado atraer al joven a la mesa de la madre.
Un hombre habla con una mujer por teléfono, sin atreverse a confesarse.
Antes de abandonar la casa, la prendieron fuego.



¿LA PREGUNTA MÁS TRISTE DEL MUNDO?

¿Se revelará? ¿No se revelará?
¿Se revelará?
¿No se revelará?
El viento lleva las nubes hacia el sur y el aire es frío y seco. El sol todavía no ha salido. Dijeron que había bajado de la montaña para que no lo atrapara el invierno. Dijeron haber visto las huellas de sus pies diminutos cerca de las ruinas. Los perros olieron algo, pero la pista se deshizo en el polvo. El alba ha llenado la senda de escorpiones y los caballos se encabritan y no quieren seguir. Levantamos los rifles como si fueran palos, solamente así logramos intimidar a los animales.

Dicen los que lo han oído que habla con suspiros, y los que lo han visto aseguran que su andar es liviano como el de un pájaro, ágil y veloz como el de una liebre. Que no tiene párpados ni pestañas, y que sus dientes son delgados, filosos y duros, como los de una comadreja. Se hizo conocido como “el glotón”, hace ya algunos años, cuando el cierre de las minas obligó a los hombres a migrar a la capital y dejó a las mujeres solas en el valle. Esta es la primera partida que organizamos para darle casa.

Cuando el sol comienza a quemar, los escorpiones se dispersan y la marcha se hace más ágil.

A mediodía estaremos en la cañada. Ahí se podrá pensar un poco mejor. Mientras tanto, confiaremos en que el movimiento nos impida ceder a la duplicación.



EL ENIGMÁTICO SR. NO

No quiere ir: no quiere acercarse, no quiere mirar, no quiere esperar.
No quiere enterarse, no quiere admitir.
No quiere subir.
No quiere ceder: no quiere moverse, no quiere aguantar,
no quiere enfrentarse.
No quiere evadirse.
No quiere decir.
No quiere escuchar.
No quiere atrasarse: no quiere enfrascarse.
No quiere repetir.
No quiere saber: no quiere insistir, no quiere intentar, no
quiere arriesgarse.
No quiere saludar, no quiere conversar, no quiere ayudar.
No quiere compartir.
No quiere imaginar: no quiere prever, no quiere desear.
No quiere comprar.
No quiere comer, no quiere dormir.
No quiere avisar.
No quiere elegir.
No quiere extrañarse: no quiere decidir.
No quiere relajarse, no quiere volver: no quiere buscar, no
quiere contar, no quiere optar, no quiere cerrar.
No quiere cansarse.
No quiere mentir.
No quiere perder: no quiere ahorrar.
No quiere acordarse, no quiere imponer.
No quiere cumplir.
No quiere integrar.
No quiere seguir.



De Me gustaría ser un animal (Gog y Magog, 2011)

No hay comentarios:

Publicar un comentario