ESA MÚSICA
La plata de la cala bajo
el sol de agosto,
la luminosidad del aire
seco, los últimos regueros de nieve fundida
filtrándose a través de
las raíces de hierba de montaña,
el vinagre de la maleza,
el humo dorado, o la roya de la pradera.
¿Otorgan los cuerpos de
los amantes
al oscurecer en verano,
la respiración de él, el rostro dormido de ella,
otorgan la leve brisa
entre los pinos?
Si tú fueras el
intérprete, si esa fuera tu tarea.
ALADA Y ACRE OSCURIDAD
Una frase que incluya “sombra
moteada”.
Algo que no es decible,
se alza fugaz en el
silencio dela mañana,
secreto como un tordo.
El otro hombre, el
oficial, que traía cebollas
y vino y saquitos de
harina,
el mayor con la rodilla
hinchada,
quería conversación
inteligente al terminar.
Sin opción, ella se la
proporcionaba, también.
Potsdamerplatz, mayo de
1945.
Cuando el primero se
alivió husmeó en la boca de ella.
Basho le aconsejó a
Rensetsu evitar el material sensible.
Si el horror del mundo
fuera la verdad del mundo,
decía, no habría nadie
para contarlo
ni nadie a quien
contarlo.
Me parece que sugería la
descripción de un leve enjambre
de insectos frenéticos
cerca de una cascada.
Husmea en su boca
abierta y escupe dentro.
Legamos este tipo de
cosas,
Probablemente, porque
somos lo que podemos imaginar.
Algo no decible en el
silencio de la mañana.
La mente con hambre
después de los símiles. “La ternura del cielo”, etc.
curvea un rastro de
golondrinas en el aire.
LA DIFICULTAD DE DESCRIBIR LOS ÁRBOLES
El álamo centellea al viento
y eso nos deleita.
Las hojas danzan, giran sobre sí mismas,
porque ese movimiento en el calor de agosto
protege sus células y no se secan. Del mismo modo la hoja
del chopo.
De la reserva genética se elevó con rapidez un tronco tembloroso
y el árbol inició su danza. No.
El árbol capítalizó.
No. Hay límites para decir,
con el lenguaje, lo que el árbol hizo.
Es bueno a veces para la poesía que nos decepcione.
Danza conmigo, bailarín. Oh, cómo lo deseo.
Montañas, cielo,
el álamo hace algo al viento.
El álamo centellea al viento
y eso nos deleita.
Las hojas danzan, giran sobre sí mismas,
porque ese movimiento en el calor de agosto
protege sus células y no se secan. Del mismo modo la hoja
del chopo.
De la reserva genética se elevó con rapidez un tronco tembloroso
y el árbol inició su danza. No.
El árbol capítalizó.
No. Hay límites para decir,
con el lenguaje, lo que el árbol hizo.
Es bueno a veces para la poesía que nos decepcione.
Danza conmigo, bailarín. Oh, cómo lo deseo.
Montañas, cielo,
el álamo hace algo al viento.
De Tiempo y materiales (Bartleby, 2008)
Traducción de Jaime Priede
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