CAMPO DE PRUEBAS.
NOTICIA DEL DÍA
Rusia perdió tres
satélites.
Cayeron al mar, no lejos de
Hawái
y ahora dan vueltas en un
remolino de desechos plásticos.
Como es arriba, es abajo,
la antigua ley cósmica.
Como sabes,
tengo cierta simpatía
por las metáforas de la
decadencia.
Por todo lo que
podemos enviar a la nada.
Noche de fieras, dicen
unos.
Buenas noches, dicen otros.
Y el espacio se hace más
grande
cada vez más rápido.
Espacio que se tiende entre
tú y yo.
En el que bebemos y tenemos
planes.
Que desde muy por debajo de
nosotros se extiende hasta el cielo
que resurge
a cada momento.
Así soñamos, sobre los
bordes redondeados de la mesa,
sobre una placa tectónica
entre el rumor renovado
de las frecuencias.
¿Y no es extraño
que precisamente nosotros
estemos aquí sentados, bajo
las colmadas estanterías del cielo,
con movimientos bien
ordenados, en este
universo privilegiado,
en el que hay radios
y noches de sábado?
OTRA VEZ LOS DÍAS SE
VAN HACIENDO MÁS
CORTOS
Así como el silencio, más
largo, aunque no más bello.
Como si, poco a poco, algo
se hubiera terminado.
Algo que no se le puede
pedir al vecino.
Falta algo importante, y
falta que uno se atreva a hacer ruido.
E incluso con otras
palabras esto no sería una canción que
alguien cantara para ti y
contra su propio silencio.
Qué se podría decir del
polvo sobre los párpados
del despilfarro de la nada,
de las costas de la luz
sobre los techos oscuros.
Sentados debajo,
preguntamos a las tejas por
sus junturas y la tormenta
y la quietud que viene
después. Por lo que
está en el aire. Tenemos
que aprender este asunto
de estar solos. Como se
aprende el sol, o
la lluvia, cuando la luz se
refracta en las gotas como
una esperanza, bajo las alas de los gallos de las veletas.
MONOBLOCKS,
SOMEWHERE
Aquí,
justo detrás de los
monoblocks
han puesto una gran flor
artificial.
Como prueba de que
también un Estado débil
conoce los gestos
que importan.
Todavía se podría
decir más sobre eso:
sobre el paso del tiempo
cuando nadie progresa,
sobre la ternura
de un pomelo, por ejemplo
Pero deberíamos dejarlo
ahí: la flor
reluce con colores de
fetiche,
el rojo del horizonte
duele.
Y bolsas vacías,
llevadas hacia la
izquierda, flamean
como banderas blancas
en el viento ascendente.
De El fin de la afirmación (27 pulqui, 2015)
Traducción de Mario Caimi
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